No basta la buena fe: es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan.
Simón Bolívar (1783-1830)
En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari el entonces secretario de Educación, Ernesto Zedillo, hizo una “reforma educativa” en la que buscó acabar con los sistemas tradicionales de enseñanza.
Le interesaba que los niños estudiaran fundamentalmente matemáticas y redacción. Las ciencias quedaban en segundo término, para la educación media y superior.
Eliminó materias como el civismo, que enseñaba normas para convivir, de la democracia y los valores de una sociedad; vivir con orden y respeto. Bueno, hasta había códigos de conducta conocido como Manual de Carreño, que fue escrito por el diplomático y pedagogo venezolano Manuel Carreño Muñoz en 1853 para tener reglas de urbanidad.
Las consecuencias de las “puntadas” de nuestros políticos las vemos ahora con tristeza: los niños reciben bases mediocres de conocimiento. No saben de historia, geografía, ciencias naturales, literatura y otras materias fundamentales para enfrentar este mundo, cada día más competitivo. Solo pasto seco para las llamaradas del contenido insulso y degradante de influencers que creen chistoso agredir, maltratar y faltar al respeto.
A unos días de que se lleven a cabo las elecciones más importantes de la historia de México, con más de 20 mil puestos de elección popular a disputar, una tercera parte de los mexicanos no entiende su obligación para con el país y para la supervivencia de la democracia y las libertades.
En las últimas diez elecciones 60% —en promedio— de los electores es el que elige al presidente de la República, a los diputados federales y locales, senadores y alcaldes, así como a los síndicos municipales.
Con 30% del Padrón Electoral, y en algunas ocasiones con menos, un político llega a la máxima magistratura del país, donde se convierte en el rey por seis años, poseedor de la voluntad, vida y milagros de todos los mexicanos. No es necesario preguntarle al pueblo, a la sociedad, sobre temas vitales como la propiedad privada, la seguridad, la salud, el Estado de Derecho, las garantías individuales… sobre todas las decisiones políticas que pueden cambiar el rumbo de nuestras vidas: ellos, los políticos, ponen y disponen a su antojo, aunque cometan gansadas.
No podemos permitir que una pequeña parte de la sociedad sea la que elija a las autoridades y nuestros representantes. Hay alrededor de 40% de electores, mexicanos mayores de edad, que no va a las urnas. Esa no es una democracia en el perfecto dogma: es una democracia a medias.
Es increíble que ese 40% de los mexicanos apáticos se niegue a acudir a las urnas y decidir.
Unos datos, como referencia: en los pasados comicios federales, en 2021, solo 52% fue a las urnas; en 2018, 64.4%; en 2015, 47.7%; en 2012, 63.1%; en 2009, 44.6%; en 2006, 58.5%; en 2003, 41.3; y en 2000, 63.9%. Las elecciones presidenciales son más copiosas, pero al final de cuentas no son suficientes para darnos una democracia total.
Por ello, el 2 de junio, todos a votar.
Dinero
El peso, así como los corporativos mexicanos, no es hoy vulnerable a los cambios políticos que puedan darse en las elecciones federales. De acuerdo con la calificadora Fitch, la gestión proactiva del capital y la liquidez son estrategias clave de las empresas que a menudo acompañan los periodos electorales. El consumo se mantendrá y, en caso de algún pronunciamiento legislativo que ahonde la debilidad del Estado de Derecho, todo lo tienen “fríamente” calculado. Tranquilos, cuando menos este año.
Responsabilidad Social y Gobernanza Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas; Ninfa Salinas, presidenta del Consejo de Fundación Azteca de Grupo Salinas; y directivos de Banco Azteca y la Universidad de la Libertad (UL) hicieron entrega de diversas becas patrocinadas por Banco Azteca para alumnos y exalumnos destacados de planteles de Fundación Azteca.