Los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) determinaron la repartición de las diputaciones y senadurías plurinominales. Con apego a las normas y procedimientos establecidos proyectaron lo que se registró en las urnas mediante el voto popular en la jornada electoral del 2 de junio.
Ciertamente Morena y sus partidos aliados obtuvieron el mayor número de votos en la elección a la Presidencia de la República, pero en lo que hace al Legislativo la decisión del electorado estuvo dividida y fue más palpable. No ganaron en los 300 distritos electorales en los que se divide el país y ello se reflejó en el resultado tanto de los diputados como de los senadores electos en las urnas, así como de manera directa en la distribución de las posiciones plurinominales.
Pero no como adelantaron algunas voces no autorizadas de manera indebida desde el 3 de junio, tratando de asumir un rol que solo le corresponde al árbitro electoral.
El reparto
Los consejeros del INE determinaron que Morena tendrá 75 diputados de representación proporcional; el PVEM 20 y el PT 13, lo que implica que Morena contará en total con 236 diputaciones, el PVEM con 77 y el PT con 51.
Por su lado, el PAN y el PRI tendrían 40 y 26 diputados de representación proporcional respectivamente, por lo que en general los panistas se colocan como la tercera fuerza política al contar con 72 curules; los priistas tendrían 35 diputaciones; y el PRD solo una.
Movimiento Ciudadano llegaría a 27 diputaciones (uno de mayoría relativa y 26 de representación proporcional); además de una diputación independiente.
En términos generales la 4T contaría con 364 diputaciones, lo que representa la mayoría absoluta que les permitiría realizar los cambios que consideren necesarios incluso en la Constitución.
Con todo, el bendito e inevitable “pero” que ha existido hasta el momento y ha representado un freno para que no se realicen algunos cambios a nivel constitucional, llevando a la 4T a seguir la senda de la reforma a las leyes secundarias, se mantendrá inalterado durante los próximos seis años, porque la oposición cuenta con el número de senadores suficientes para frenar cualquier iniciativa de modificación constitucional.
La 4T puede aprobar todo lo que quiera en la Cámara de Diputados, pero si la oposición se mantiene sólida podrá frenar cualquier modificación a la Constitución en el Senado.
Sin embargo, hay que considerar que en el momento en el que se realicen las votaciones la mayoría relativa se puede lograr a partir del número de senadores que estén presentes en el recinto y sufraguen.
En consecuencia, es necesario considerar que Morena y sus aliados están solo a tres posiciones de alcanzar la ansiada mayoría absoluta en la cámara alta y cualquier fractura o fisura al interior de la oposición daría al traste con las posibilidades de crear un verdadero freno.
Incluso, no hay que dejar de lado que la exclusión de Manlio Fabio Beltrones de la bancada del PRI, impulsada por Alejandro Moreno, representa un serio riesgo para la unidad que se requiere en la oposición.
La repartición de escaños en el Senado, determinada por el INE, es clara. Morena tendrá 60; el PAN 22; el PRI 16; el PVEM 14; nueve el PT; cinco Movimiento Ciudadano, así como dos el PRD. En consecuencia, la 4T tendrá 83 senadurías, por lo que le faltan tres escaños para obtener la mayoría calificada.
En resumen, durante los próximos meses y años la atención en el plano legislativo se centrará en el Senado, en tanto que Morena y sus aliados tendrán que dar continuidad a la senda de las modificaciones a las leyes secundarias.
Resulta evidente que así como la voluntad popular determinó que Morena permaneciera al frente del Ejecutivo federal, de la misma forma optó y mandató que no tuviera la fuerza necesaria en el Congreso de la Unión, al menos en lo que hace al Senado.
Por ello, quienes tanto se ufanan en escuchar e interpretar la voluntad popular que se expresó en las urnas el 2 de junio no tendrán más remedio que aceptarla, aunque ello represente que todo cambió para seguir igual durante el periodo 2024-2030.