SONROJO CASUAL

Daniela Suárez
Columnas
Sonrojarse

Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.

Miguel de Cervantes

Leí en un artículo que Darwin describió sonrojarse como “la más peculiar y humana de todas las expresiones” y coincido con esto. Definitivamente el hecho de sonrojarse es algo que nos toma por sorpresa. Viene de manera espontánea e instantánea y es casi que una reacción inesperada e inevitable para todos.

El simple hecho de sonrojarnos de manera tan involuntaria a lo mejor nos causa pena en automático. ¿Pero por qué nos sonrojamos? ¿Es causado de forma repentina y automática por un estado de alerta cuando estamos expuestos al juicio de los demás? O bien, ¿solo se produce cuando reflexionamos sobre cómo nos perciben los demás?

Para investigar qué explicación podría ser la correcta Milica Nikoli´c, de la Universidad de Ámsterdam, y sus colegas observaron lo que ocurría cuando 40 jóvenes participantes veían videos de ellos mismos y de otras personas cantando karaoke.

Al apuntarse al estudio publicado recientemente en Proceedings of the Royal Society B los voluntarios no sabían que se les pediría que cantaran. Pero durante su primera visita al laboratorio se les grabó cantando cuatro canciones, elegidas específicamente por ser difíciles de interpretar bien. Estas eran Hello, de Adele; Let It Go, de la película Frozen; All I Want for Christmas Is You, de Mariah Carey; y All the Things She Said, de t.A.T.u.

En una segunda visita al laboratorio se les midió la temperatura de los cachetes a los participantes y también se midieron sus ondas cerebrales a través de una resonancia magnética mientras veían videos de sí mismos cantando.

También vieron clips de videos de otros participantes que el mismo equipo de investigadores consideró que tenían una capacidad de canto similar y además el de un cantante profesional, quien se hizo pasar por un participante. Además, les dijeron a los participantes que los videos de su canto estaban siendo vistos por otros participantes.

El yo expuesto

Cuando el equipo analizó los datos de temperatura de los cachetes descubrió que los participantes se sonrojaban más cuando se veían a sí mismos cantando, en comparación con otra persona. “Esto concuerda con la idea de que el sonrojo suele producirse cuando el yo está expuesto”, comentan los expertos.

En otro estudio se volvió a registrar la temperatura de los cachetes de estos participantes y se escaneó la resonancia magnética funcional de sus cerebros mientras veían fragmentos de sus propios videos y segmentos de otros participantes.

Los expertos también descubrieron que los participantes que se sonrojaban más al verse cantar presentaban patrones de actividad cerebral que sugerían una mayor excitación emocional. En concreto, estas personas mostraban una mayor activación en el cerebelo, una región conocida desde hace tiempo por su implicación en el movimiento, pero que según investigaciones recientes también desempeña un papel crucial en el procesamiento de las emociones. Los escáneres cerebrales indicaron además que procesaban la información visual de los videos con mayor profundidad y que se sentían más emocionados por ellos.

Sin embargo, los investigadores no encontraron diferencias en la actividad de las regiones del cerebro relacionadas con la reflexión.

En general estos resultados apoyan la teoría de que el rubor se desencadena por un repentino estado de alerta cuando nos exponemos socialmente.

Y tú, ¿te sonrojas fácilmente?