SIN EMPRESARIOS NO HAY PAÍS

Guillermo Deloya
Columnas
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Empresarios México

Está entendido: sin inversión privada la economía nacional colapsa. Por ello, en un momento que resulta crucial para nuestra economía, es de celebrar que se haya concretado un acercamiento frontal y estratégico entre la presidenta de México con empresarios mexicanos y estadunidenses. Estamos ante un evento de la mayor relevancia, que mucho más allá de una mera cortesía es un acto que envía un poderoso mensaje hacia la certidumbre, que es condición necesaria para que dicha deseada inversión se afiance y llegue a nuestro país.

Contrario a lo que estábamos acostumbrados, la presidenta Claudia Sheinbaum muestra apertura y altura al reunir a quienes aún no acabarían de disipar dudas sobre la repercusión que tiene la ya multimencionada reforma judicial, así como otros proyectos reformadores gestados desde el oficialismo que podrían tener tintes de riesgo. No debemos olvidar que aún está en el aire la desaparición de los organismos autónomos, los cuales son concebidos como generadores de equilibrios en el ejercicio del poder.

Nada menos que 250 líderes empresariales que potencialmente representarán una inversión anual de 20 mil millones de dólares para 2025 escucharon el mensaje y serán los encargados de procesarlo con su propio criterio, y actuar en consecuencia respecto de los destinos de la inversión de las numerosas empresas que representan.

Aun cuando el mensaje ha sido claro, no podríamos hablar de que el fuego de la incertidumbre está totalmente extinguido; los movimientos de los grandes capitales precisan mucho más que de una formal promesa y seguramente los pasos a dar por parte de este cúmulo de inversionistas será pausado.

Visión de largo plazo

Sin embargo, de este acercamiento sobresalen puntos positivos. En primer término, la reunión es un testimonio de la real importancia que tiene la cooperación para el desarrollo regional. El amparo lo da el propio TMEC, cuya arquitectura original apuntó a la integración fortalecida de cadenas de desarrollo y valor que procuren mejores condiciones para la relocalización de empresas en territorio mexicano.

Si bien es cierto que existe el andamiaje para que el famoso nearshoring sea una realidad, los eventos políticos globales han ralentizado dicha actividad, que debería ya estar rindiendo frutos generosos. Este acercamiento viene a quitar una pequeña traba para abonar a la certidumbre y propiciar la llegada de algunas empresas a nuestro país.

Por otra parte, la procuración de un balance que resulta sumamente complicado es una tarea que inaugura la presidenta al poner sobre la mesa los intereses de la nación, para empezar a empatarlos con aquellos provenientes del capital privado. Estamos ante el inicio de una construcción con visión de largo plazo que mucho le puede aportar en positivo a México, así como a sus principales aliados regionales.

En otra idea, además de este mensaje que alienta al empresario tendrán que materializarse las primeras constancias de que en verdad estamos ante una transformación positiva del Poder Judicial; fundamentalmente: cuáles serán los perfiles de los juzgadores electos, así como cuál será su desempeño de frente a sus primeras resoluciones. Además, en un camino paralelo, el empresario sin duda estará muy pendiente para encontrar mejores condiciones para su desempeño, como también en lo que atañe al sistema tributario. Sobre este punto hay que subrayar que la presidenta ofreció como un pilar importante de su gobierno la simplificación y digitalización de trámites. Se habló de mejorar y acelerar los trámites del SAT, permisos municipales, estatales y federales; lo anterior incluso con el apoyo normativo de una Ley de Simplificación de Trámites que supliría a la correspondiente a la mejora regulatoria.

Por otra parte, la oferta se expande al haber anunciado la creación de una Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones. Con estos alicientes, la propuesta de la titular del Ejecutivo ofrece que lo que se tramitaba en años se podrá tramitar en pocos meses.

La reunión con empresarios por igual constituye una vitrina que Sheinbaum pone ante los ojos de inversionistas. Oportunidades en construcción de vivienda, relocalización de inversiones en sector carretero, en puertos y en varios otros rubros lucen prometedoras. Además, para coronar este acercamiento, se anunció que se retoman los esquemas de coparticipación empresario-gobierno.

Horizonte prometedor que aún es eso: una promesa. Mucho habrá que trabajar para hacerla una provechosa realidad.