El cine italiano, siempre atento a sus dramas históricos y sociales, nos entrega una nueva joya con Siempre habrá un mañana, la ópera prima de Paola Cortellesi. Esta película, que ha sido un éxito inesperado en Italia, nos traslada a la Roma de 1946, cuando las mujeres votaron por primera vez tras la Segunda Guerra Mundial. Cortellesi, famosa comediante y ahora directora, encuentra en este contexto un espacio perfecto para contar una historia de lucha femenina, empoderamiento y resiliencia. Mezclando melodrama y comedia, explora la transición de las mujeres italianas hacia una nueva etapa de derechos y libertad personal.
La trama sigue a Delia —que interpreta la propia Cortellesi—, una mujer de clase media baja atrapada en un matrimonio violento y en un sistema patriarcal que la reduce a roles tradicionales.
Su día a día está marcado por los abusos de su esposo (Valerio Mastandrea) y la mirada crítica de su hija Marcella, quien teme seguir el mismo destino. Lejos de caer en el neorrealismo crudo o el sentimentalismo excesivo, Cortellesi opta por un enfoque de fábula. La estética en blanco y negro, la música y los elementos casi oníricos suavizan los momentos más duros de la trama, creando un contraste interesante entre la violencia y un lenguaje visual fantasioso.
La atmósfera visual es uno de los grandes aciertos. La fotografía en blanco y negro no solo evoca el cine clásico sino que añade también una capa de distanciamiento que hace más llevaderas las escenas más duras. Como en el cine de De Sica o Rossellini, hay un fuerte componente de clase, pero Cortellesi añade una perspectiva de género que otorga frescura y conecta el relato con las luchas actuales por los derechos de las mujeres. La violencia de género es un tema central, pero se aborda con sutileza, utilizando música y coreografías en las escenas violentas para aligerar la carga emocional.
Resiliencia y liberación
Uno de los aspectos más originales es la banda sonora anacrónica, que recuerda a la audacia de Sofia Coppola en María Antonieta. Aunque la película está ambientada en la posguerra, la música moderna crea un puente con la realidad contemporánea, haciendo que el mensaje feminista resuene más. Esta elección, junto con el tono humorístico de la película, logra que la cinta conecte con un público amplio. Cortellesi demuestra que se puede hablar de temas serios como el machismo sin perder el sentido del entretenimiento.
En conclusión, estamos frente a un filme valiente y relevante, que reivindica la lucha de las mujeres en un sistema patriarcal opresivo.
Con una combinación de comedia, melodrama y realismo mágico, Paola Cortellesi entrega una historia de resiliencia y liberación que se siente actual. Con un impecable trabajo técnico y un guion equilibrado, Siempre habrá un mañana se posiciona como una de las mejores propuestas del cine italiano reciente, necesaria y oportuna en los tiempos que vivimos.