La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo comenzó a plasmar el sello de su gestión en el rubro de la seguridad con tres apuestas básicas: coordinación y acciones conjuntas de todas las instancias que conforman el gabinete de seguridad; fortalecimiento de las atribuciones de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), a cargo de Omar García Harfuch, para que funja como institución rectora o coordinadora, a la par de facultar a los elementos de esa dependencia para que realicen labores de investigación; y apuesta por acciones de inteligencia, en lugar de propiciar una acción de confrontación directa.
La acción conjunta de la SSPC con la Fiscalía General de la República (FGR), las secretarías de la Defensa Nacional (Defensa) y Marina (Semar), y la Guardia Nacional (GN) es vital para lograr un combate efectivo al crimen organizado.
De ahí que el nuevo rol que se asignará a la dependencia a cargo de García Harfuch cobre vital importancia para revertir a corto plazo el panorama de inseguridad que prevalece en algunas entidades del país.
En esencia, resulta vital el hecho de que haya avanzado en el Legislativo la iniciativa de la presidenta en la materia, que se aprobó en la Cámara de Diputados con 441 votos, ya que la reforma al artículo 21 de la Constitución aumenta las facultades de la SSPC para que sus elementos puedan realizar labores de investigación.
Las primeras acciones que permiten apreciar la forma en la que se conducirán las fuerzas de seguridad no dejan lugar a dudas. La captura de El Buchanas en Puebla, como presunto responsable del ataque al bar Bling Bling el 10 de noviembre en el Estado de México, que dejó como saldo seis personas muertas, así como la denominada Operación Enjambre que se desarrolló en el Estado de México, en la que se concretó la detención de varios servidores públicos presuntamente relacionados con organizaciones delictivas, son claros ejemplos de que las instituciones encargadas de la seguridad pública comenzaron a actuar bajo un esquema diferente y con objetivos precisos.
Derrotero
El secretario García Harfuch fue claro al informar que la Operación Enjambre se realizó en coordinación con la Fiscalía General del Estado de México y el Gabinete de Seguridad del gobierno federal, así como la Defensa, la Semar y la FGR. El saldo es de siete servidores públicos aprehendidos, de un total de 14 órdenes de aprehensión emitidas contra funcionarios que están presuntamente relacionados con el crimen organizado: no es un dato menor.
Uno de los servidores se suicidó, pero otros están prófugos. Sin embargo, lo evidente es que tarde que temprano habrán de ser detenidos y puestos a disposición de la autoridad.
El derrotero por el que comenzó a transitar el combate al crimen organizado, con acciones de evidente coordinación e inteligencia, permite percibir la posibilidad de que a corto y mediano plazo se puedan obtener mayores resultados.
Si bien al momento tanto la captura del Buchanas como la Operación Enjambre se centran en el Estado de México, la obviedad indica que la atención de García Harfuch como coordinador de las acciones que tendrán que desarrollarse en lo inmediato estará enfocada en hacer que la presidenta Sheinbaum entregue buenos resultados en la materia a la ciudadanía.
Los primeros pasos comenzaron a rendir frutos, solo resta esperar que en las entidades donde el crimen organizado ha dado muestras de tener mayor presencia se realicen también acciones contundentes, con inteligencia, para mermar su presencia y en su caso capturar a quienes los lideran.
La estrategia está en marcha y es distinta, aunque no diametralmente a la de la administración pasada: al parecer solo se recalibró para hacerla más efectiva.