Esta semana México estuvo en la mira de la política estadunidense después de que la directora del Centro Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, Avril Haines, dio a conocer que algunas partes del territorio mexicano están controladas por el narcotráfico. Pero seamos honestos: no es la primera vez que se cuestiona la gobernabilidad de nuestro país desde el otro lado de la frontera y en plena contienda presidencial seguramente no será la última.
Sin embargo, detrás de esta creciente hostilidad retórica hay una razón: el fentanilo. En un país donde 150 personas mueren cada día por sobredosis de fentanilo, alcanzando una cifra récord de 112 mil muertes tan solo en 2023, era cuestión de tiempo de que en esa búsqueda de culpables se volteara a ver a México. Y por más radical que suene, cada vez son más las voces del establishment político estadunidense que se unen en un llamado: atacar militarmente a los cárteles de la droga en territorio mexicano.
Y no es fortuito: basta con revisar los números.
Por primera vez el consumo de opioides o fentanilo supera a la obesidad y el acceso a armas como la principal preocupación de nuestros vecinos en materia de salud pública. A esto hay que sumar que 52% de los estadunidenses apoya el envío de personal militar norteamericano a México para luchar contra los cárteles de la droga, pero entre los republicanos el apoyo es mayor, con 64% frente a 47% entre los demócratas.
TikTok
Pero México no fue el único tema que estuvo en la mira esta semana, ya que TikTok también se llevó los reflectores. La aplicación con más de 170 millones de usuarios diarios tan solo en EU, ha sido considerada como una amenaza a la seguridad nacional estadunidense durante mucho tiempo por ser de origen chino. Y tanto Donald Trump como Joe Biden han amenazado con prohibirla por completo.
La Cámara de Representantes votó a favor de prohibir TikTok a nivel nacional a menos de que ByteDance, la empresa propietaria, la venda a una compañía con sede en EU. Y aunque al proyecto de ley aún le queda un largo camino por recorrer —pues debe aprobarse en el Senado—, la realidad es que muchos votantes no perdonarán fácilmente la ofensa contra su red social favorita, lo que podría cobrarles factura a los partidos en noviembre próximo.
Pero el desafío del Congreso estadunidense no ocurre en un vacío a China. La propuesta se enmarca en las crecientes tensiones comerciales, tecnológicas y geopolíticas entre Washington y Pekín. Los temores de que la plataforma pueda amenazar la seguridad nacional se basan en la premisa de que puede ser empleada para espionaje o manipulación de la opinión pública.
La realidad es que cada vez hay más en juego en la contienda presidencial estadunidense. Al parecer a EU ya no le bastan los múltiples frentes abiertos que tiene y sigue buscando enemigos.