La invasión anual de sargazo en las playas del Caribe se ha convertido en un desafío ambiental y económico de gran magnitud. Millones de toneladas de esta macroalga marina amenazan los ecosistemas costeros y la actividad turística. Ante esta problemática, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha desarrollado el Sargapanel, un panel de construcción innovador y sostenible que aprovecha el sargazo como materia prima.
La creación del Sargapanel es el resultado de la colaboración entre diversas entidades de la UNAM. El proceso comienza en altamar, donde investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) recolectan el sargazo. Posteriormente, el Instituto de Energías Renovables (IER) en Temixco, Morelos, se encarga del secado del alga mediante secadores solares. “Utilizamos secadores solares, entonces era rapidísimo, ellos lo procesaban, ya nos lo mandaban seco, embolsado y a utilizarlo”, explica la doctora Miriam Estévez González, líder del proyecto.
Una vez que el sargazo seco llega al Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA) en Juriquilla, se lleva a cabo la eliminación de impurezas y otros materiales, según detalla José Luis López Miranda, investigador posdoctoral del CFATA. “Principalmente sales, arena o algunos otros contaminantes, incluso plásticos”, añade.
El proceso de fabricación del Sargapanel incluye la creación de cubiertas flexibles a partir de la pulpa de sargazo, fibras orgánicas y otros componentes. “Con esta materia prima en conjunto con fibras orgánicas y algunos otros componentes elaboramos esta pulpa, posteriormente se saca al sol y se seca nuevamente para formar estas cubiertas flexibles. Estas hojas forman el núcleo del panel y se combinan con una mezcla de yeso”, comenta Fabián Mares, estudiante que participa en el proyecto.
Sobre el uso eficiente del sargazo, la doctora Estévez explica que cada panel utiliza aproximadamente cinco kilogramos de sargazo seco, lo que equivale a 50 o 60 kilogramos de sargazo húmedo. “Entonces es una cantidad masiva importante”, asegura.
El Sargapanel ofrece alta resistencia a la flexión, es retardante del fuego y actúa como aislante térmico. “Una de las grandes ventajas es que son aislantes, no permite la propagación de la flama, en las propiedades mecánicas competimos bastante bien, inclusive mejoramos algunas propiedades como por ejemplo de flexión”, afirma Rodrigo Esparza, investigador del CFATA.
Impacto significativo
El procedimiento de elaboración del Sargapanel puede integrarse sencillamente a líneas de producción existentes. “La ventaja de nuestro proyecto es que puede ser fácilmente acoplado a una línea de producción convencional. No tendrás que instalar nada. Por ejemplo, cualquier otra empresa que se dedique a la fabricación de paneles lo puede instalar sin ningún problema. No tendría que invertir en nada más que en la adquisición del sargazo”, asegura Estévez.
Mientras que Rodrigo Esparza menciona: “El costo de un panel, una vez que salga al mercado, es competitivo, comparado con los paneles que hay actualmente”.
El Sargapanel no solo representa una solución al problema del sargazo, sino que también ofrece una alternativa constructiva con múltiples beneficios. Su capacidad para utilizar grandes cantidades de sargazo podría tener un impacto significativo en la reducción de esta alga en las playas del Caribe.
El Sargapanel representa una solución innovadora y sostenible para el problema del sargazo, con el potencial de generar un impacto positivo en el medio ambiente y la economía. La iniciativa de la UNAM demuestra el poder de la investigación científica y la colaboración multidisciplinaria para enfrentar los desafíos globales.
Oportunidad sostenible
En 2024, tan solo Quintana Roo recolectó unas 37 mil toneladas de esta alga en sus costas. Sin embargo, esta masiva llegada podría tener una respuesta innovadora: El Sargapanel. Es tal la resistencia de este material, que no requiere el uso de taquetes para soportar cargas de hasta 10 kilogramos. Además, ya se instaló en una casa en Querétaro y reveló su eficiencia.
Por otro lado, el uso de papel de sargazo, en lugar del tradicional, ofrece beneficios notables: reduce la deforestación y ahorra 60% de agua y 40% de energía en su producción.
Finalmente, al evitar la descomposición del sargazo en las playas, se previene la emisión de CO2, abriendo la puerta a la generación de bonos de carbono. Así, un desafío ambiental podría transformarse en oportunidades sostenibles.