La relación comercial, política y social entre México y Estados Unidos está por encima de la campaña electoral que se desarrolla en esa nación. Las posturas y declaraciones de Donald Trump como candidato se deben colocar e interpretar en su justa dimensión.
De ello está más que convencida la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, quien de manera directa comenzó a plantear cuál será el sello que impondrá a la relación con EU.
No hay duda de que como presidenta deberá mantener una relación diplomática y cuidadosa con el principal socio comercial de México, que es el vecino país del norte, por lo que desde ahora anticipa que se mantendrá la relación de pares y socios.
Sabe que de acuerdo a los términos y plazos estipulados en el tratado comercial trilateral con EU y Canadá (TMEC) se deberán realizar ajustes, lo que llevará a negociaciones, pero eso sucederá en su momento.
Por otra parte, en la esfera política se entiende que expresiones de campaña del hasta ahora virtual candidato a la presidencia Trump deben ser medidas y tomadas con distancia, pero en su caso confrontadas de manera respetuosa.
En este sentido, destaca el hecho de que respondiera de manera directa a la expresión de Trump en torno de que los cárteles manejan a México y podrían quitar al presidente en turno. Apuntó Sheinbaum: “No estoy de acuerdo, y por eso la gráfica que presento. México ha avanzado en la disminución de inseguridad y vamos a avanzar todavía más, vamos a seguir trabajando en ello y en tener la comunicación de alto nivel”.
Y de paso descartó que Trump pueda efectuar la aplicación de aranceles a la exportación de autos producidos en México, lo que aparentemente llevó a Elon Musk a pausar la instalación de la planta de Tesla en Nuevo León.
Aunque Sheinbaum apoya la postura de revisar la relación comercial con China, que es altamente favorable solo al país asiático al momento: “No se puede estar importando tanto y exportando tan poco”.
Distancia
En el fondo es claro que por su ubicación geográfica la relación entre EU y México es obligada y durante décadas se ha mantenido, girando —entre otros— en torno de los ejes de migración y económico.
El sueño americano, las remesas, el trasiego de drogas y el comercio de mercancías, entre otros temas, han estado presentes a lo largo del tiempo, sin importar los sexenios, y con toda seguridad permanecerán.
A lo largo de su campaña Sheinbaum delineó con claridad su visión de la relación bilateral. Aseguró que como presidenta buscará sostener una relación de iguales con EU, en la que prevalezca la coordinación y la cooperación para el desarrollo.
En torno de la migración, apuntó que se insistirá con EU y Canadá para tener una migración legal, porque esos países del norte necesitan mano de obra.
De cualquier forma, es necesario colocar las expresiones del candidato Trump en su justa dimensión, sin otorgarles una veracidad total. Al respecto, baste recordar que hace años prometió construir un muro y que México pagaría por él, además de que frenaría la migración a EU a través de la frontera que une a ambos países. Y a la fecha ninguna de ambas cosas ha sucedido.
Por donde se quiera ver, es claro que las expresiones de Trump lo único que buscan es ganar adeptos, pero están lejos de concretarse en acciones o situaciones reales. Puede asegurar, como lo hizo recientemente, que en su primer mandato (2017-2021) el gobierno de México le dio “todo lo que quería” en las negociaciones que ambos países sostuvieron en temas como comercio y migración, pero de ahí a que su discurso político coincida con la realidad hay una enorme distancia. Y de ello está más que convencida la próxima presidenta de México.
La relación entre México y EU en el periodo 2024-2030, independientemente de quién gobierne el país vecino, seguirá escribiéndose con hechos, como ha sido a lo largo de los años, sean demócratas o republicanos los huéspedes de la Casa Blanca, adaptándose a los tiempos y las circunstancias reales, antes que a los discursos.