“Todos los mercados fracasan porque no se ajustan al utópico país de nunca jamás de la competencia perfecta (como si algo en la Tierra fuera perfecto). Los políticos y burócratas perfectos deben intervenir para corregir estos fallos.
“El problema del parasitismo requiere supuestamente que el gobierno financie y proporcione bienes públicos, ignorando el registro histórico de cómo los mercados privados han hecho un mejor trabajo durante generaciones con todo, desde la construcción de carreteras a los faros. No gastamos lo suficiente en defensa nacional (¡!), nos dice el ejemplo prototípico de bien público en los libros de texto durante generaciones. Por tanto, hay que obligar a los free riders a pagar impuestos para subirse al tren del intervencionismo militar agresivo en todo el mundo.
“Las empresas privadas supuestamente encierran una tecnología inferior, por lo que los sabios y benévolos políticos y burócratas deberían tener el poder de decidir qué tecnologías son apropiadas. Esto ignora convenientemente hechos como que hasta 2019 el gobierno estadunidense no dejó de utilizar disquetes de ocho pulgadas de la época de los setenta para manejar su arsenal de armas nucleares. Los grupos de presión de los contratistas de defensa son supremamente exitosos en bloquear la tecnología militar obsoleta de sus empleadores cuando hay tecnología superior disponible. Son los gobiernos corruptos y sus burocracias, y no los mercados competitivos, los que habitualmente bloquean la tecnología obsoleta.
“Se dice que los servicios públicos son monopolios naturales (es decir, de libre mercado) a pesar del hecho indiscutible de que cada uno de estos monopolios se convirtió en monopolio por edicto gubernamental, no por la competencia”.
Corriente dominante
“El comercio mutuamente ventajoso tiene lugar en los mercados libres porque la gente suele valorar los mismos bienes de forma diferente. Si yo valoro mi coche usado en, digamos, 10 mil dólares, y usted está dispuesto a pagar hasta 15 mil dólares, entonces tenemos un margen de negociación para llegar a un acuerdo. Sin embargo, la corriente dominante denuncia estas diferencias de opinión como otro fallo del mercado debido a la información asimétrica. Así, se condena toda la razón del comercio —la información y las preferencias diferentes en las mentes de los participantes en el mercado— y se entregan premios Nobel a los inventores de esta loca teoría no económica.
“A los estudiantes se les enseña que necesitamos agencias reguladoras federales como la Administración de Alimentos y Medicamentos para proteger nuestros alimentos y medicamentos, cuando en realidad siempre han sido nada más que cárteles monopolísticos de las industrias alimentarias y farmacéuticas y, por tanto, amenazas para la seguridad de los alimentos y los medicamentos. Lo mismo ocurre con prácticamente todas las demás agencias reguladoras.
“Por supuesto, como Mises escribió en Acción Humana, siempre ha habido estudiantes que ven a través de los mitos, supersticiones, medias verdades y mentiras de los viveros para el socialismo de la educación superior. Puede ser una minoría, pero tiene la capacidad de estar especialmente bien armado en la guerra de las ideas”.