El pasado lunes, en las sobrias instalaciones de la Heroica Escuela Naval Militar, se llevó a cabo la jura de bandera por las y los cadetes para pasar a formar parte fundamental de la Armada de México. Presidieron la ceremonia la presidenta de la República, Claudia Scheinbaum Pardo, en su calidad de Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas, así como los secretarios de Marina-Armada de México, almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, y de la Defensa Nacional, general Ricardo Trevilla Trejo.
La fecha tiene un profundo significado para las Fuerzas Armadas en su conjunto, para la Armada de México en particular, para la historia de México y, desde luego, para el sistema educativo naval.
El 21 de abril de 1914, con el pretexto de impedir que llegara un importante cargamento de armas y municiones procedentes de Alemania para el gobierno del dictador Victoriano Huerta, el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, decidió enviar a la Armada de su país a impedir la maniobra. Y para tal efecto bombardeó sin ningún miramiento el Puerto de Veracruz.
Con esa acción quedó evidenciado que la verdadera intención de ese país era intervenir directamente en el curso de la dramática y prolongada Revolución Mexicana.
La permanencia de los invasores fue hasta el 23 de noviembre, es decir, permanecieron siete meses y dos días. Durante ese dilatado periodo la resistencia de las y los patriotas mexicanos sería un ejemplo para las siguientes generaciones.
El teniente José Azueta, así como poco más de un centenar de valerosos y patriotas cadetes de la entonces Escuela Naval Militar, se dispuso a defender el territorio nacional ante el inicio de la agresión estadunidense. El cadete Virgilio Uribe destacó junto con varios de sus compañeros por la defensa del Puerto de Veracruz hasta perder la vida.
Pasaría poco tiempo para una segunda invasión estadunidense durante la Revolución Mexicana. Con el pretexto de perseguir al general Francisco Villa, esta inició el 14 de marzo de 1916. Así comenzaría la Expedición punitiva integrada por diez mil soldados del ejército de ese país y permanecería hasta el 7 de febrero de 1917, es decir, abandonó el territorio de Chihuahua solo dos días después de la promulgación de la actual Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Ahora fue una injerencia militar de poco más de once meses.
Referente
Estos hechos, además de la compleja dinámica que vivían México y el mundo en esos años, nos recuerdan la privilegiada posición geográfica de nuestro país, lo que al mismo tiempo entraña auténticos antagonismos estructurales, es decir, permanentes.
La Armada de México es un soporte sustancial de la identidad nacional. Nuestra sociedad, de manera gradual, ha venido desarrollando una mayor conciencia respecto de la importancia que tiene el conocimiento del patrimonio marítimo en general. Por eso, efemérides como la del pasado 21 de abril son un referente en la consolidación de lo que bien denominó Edmundo O’Gorman (1906-1995), historiador y profesor emérito de la UNAM, como “la conciencia histórica del territorio”.
La proyección del poder nacional y de los intereses nacionales es una tarea permanente e inacabada del Estado y de los sucesivos gobiernos. El contexto internacional y la coyuntura que vivimos nos recuerdan que nuestro país cuenta con una institución fundamental para la continua consolidación de la patria: la Armada de México, presente en sus fundamentales aportaciones para el desarrollo nacional. Enhorabuena.