¿PUEDES PERMITIRTE COMER?

“¿Le gustará? Puede que no”.

Guillermo Fárber
Columnas
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Comida

“Pues claro que sí. Qué pregunta más absurda. La mayoría de los occidentales nunca hemos tenido problemas para comer ni para pagarlo. Palabras como ‘hambruna’ existen en la periferia de nuestros vocabularios, pero solo se aplican a las noticias sobre Somalia o Etiopía, no a nosotros.

“Pero el Primer Mundo está a punto de cambiar y tanto la disponibilidad como el costo de los alimentos cambiarán con él. Una cuestión tan absurda como la anterior puede convertirse dentro de un año en una realidad para muchas personas.

“En un artículo anterior abordamos la probabilidad de que se produjera escasez de alimentos en Norteamérica y Europa y cómo era probable que se manifestara esa situación. Es probable que esto ocurra como un subproducto de la inmanejable deuda industrial existente, más la hiperinflación.

“Para empeorar las cosas, el Primer Mundo pronto se enfrentará a otros factores que pueden disminuir la disponibilidad y aumentar el costo de los alimentos en general, ambos al mismo tiempo.

“Siempre que me han preguntado cómo elegir un país para la repatriación. Una de mis primeras sugerencias es: ‘Compruebe la disponibilidad de alimentos. Vaya al supermercado del país que está considerando e imagine que está comprando su comida semanal. De hecho, llévese una lista de muestra. Averigüe qué artículos puede conseguir allí y de qué artículos tendría que prescindir’. Puede parecer sorprendente, pero cuando la gente elige un nuevo país, casi nunca se tiene en cuenta este factor crítico”.

Bajo licencia

“Vaya donde vaya, algunos artículos que considera básicos no lo serán en el nuevo país. Además, la mayoría de las marcas a las que está acostumbrado serán sustituidas por otras con las que no está familiarizado. América del Norte y Europa tienen la suerte de contar con artículos de consumo de muy alta calidad. Según mi experiencia, aunque posiblemente entre 50 y 70% de estos artículos tengan su equivalente en otros países, puede que no sean de la misma calidad. La salsa de tomate argentina se parece muy poco a la salsa de tomate estadunidense. ¿Se puede comer? Sí. ¿Le gustará? Puede que no.

“Además de repasar la lista de la compra en el supermercado, deténgase a leer las etiquetas. Sí, esto significa pasar probablemente una hora más en el supermercado, aunque solo esté allí para comprobar la disponibilidad de los productos y no comprar nada. Sin embargo, leer las etiquetas para ver dónde se fabrican los productos le proporcionará mucha información importante.

“En Centroamérica y Sudamérica casi todo procede de un país hispanohablante. En Panamá encontrará cerveza Corona de México, latas de verduras de Ecuador y toallas de papel de Colombia. En Uruguay encontrará que alrededor de 85% de todos los productos de la estantería están fabricados en Uruguay, con 10% de Argentina y el resto de Perú, Ecuador, etcétera. También encontrará en cada uno de estos países que algunas marcas norteamericanas como el chocolate Hershey’s y la Coca-Cola están fácilmente disponibles. Lea las etiquetas y descubrirá que, de hecho, se fabrican localmente, ‘bajo licencia’ de la empresa matriz estadunidense”.