LA PRIMAVERA Y LA MÚSICA

Columnas
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Ludwig van Beethoven

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera.

Pablo Neruda (1904-1973)

La primavera no solo es una de las cuatro estaciones del año sino que tiene un sabor y un significado que inspira, alienta, y nos permite apreciar el ciclo de la vida de una manera diferente. Del latín prima y vera, surge este “primer verdor”. En ciertas latitudes tiene un impacto aún mayor, pues, literalmente, vuelve a salir el sol, el clima se torna benevolente, las flores y plantas renacen mientras el pasto reverdece. Así pues, no es de extrañar que la primavera sea fuente de inspiración en la creación artística.

En cuanto a la música se refiere, se suele hacer una diferenciación entre “música pura” o “música programática”. La primera no pretende evocar algún motivo concreto sino que se colma con notas, melodías, acordes, armonía y silencios. El escucha puede imaginar o sentir lo que quiera o lo que le produzca, en su yo interno, esa obra.

De todas las expresiones artísticas, es la música la más abstracta. De ahí que haya ocasiones en que las palabras no alcanzan para describir lo que una creación musical es capaz de provocar. Pero hay otra vertiente que puede adoptar esta expresión artística, a saber, la “música programática”. Esta se caracteriza por inducir al escucha hacia terrenos, momentos, sentimientos o fantasías arropadas por melodías, armonías, a veces voces e historias que contar. La “música programática” puede ser, de manera enunciativa: imitativa, descriptiva o incidental. Ejemplos sobran.

Sugerencias

Dado que esta semana llegó la primavera 2025, pues tenemos un buen motivo para sugerir algunas obras maestras relacionadas con la misma. Así, encontramos en Las Cuatro Estaciones, de Antonio Vivaldi, La Primavera, como el caso más conocido y popular del repertorio universal. Vivaldi perteneció al periodo barroco y la orquestación de sus composiciones era de un grupo discreto de instrumentos. Ciertamente, esta obra evoca, con nitidez, la llegada de la primera estación del año.

Asimismo, hay una exquisita obra de Ludwig van Beethoven (excelso representante del periodo clásico), que es la quinta sonata para violín y piano, opus 24, escrita en Fa mayor, La Primavera. En ambos casos recomiendo ampliamente la interpretación de la maravillosa violinista alemana Anne-Sophie Mutter.

Continuamos con este catálogo de obras relacionadas o inspiradas en la primavera y nos vamos al imponente oratorio Las Estaciones, de Franz Joseph Haydn, también perteneciente al periodo clásico y conocido como “el padre de la sinfonía”. Un oratorio, en términos musicales, es una composición en la que se combinan voces solistas, coro y orquesta, con un guion que nos lleva de la mano, contando una historia pero sin actuación. Eso, entre otras cosas, distingue al oratorio de la ópera. Para esta magnífica obra les recomiendo dos versiones: la de Nikolaus Harnoncourt y la de René Jacobs.

Finalmente, nos vamos al periodo contemporáneo para meternos de lleno en una obra que nos resultará de difícil asimilación, por lo atrevido del viraje de la época de la que venimos. Me refiero a La Consagración de la Primavera, del compositor ruso Igor Stravinsky. Aquí sí encontramos ballet, coreografía, escenografía. Aprendimos que este ballet alude al regreso de la primavera y la renovación de la tierra, con el sacrificio de una virgen de por medio. En palabras del propio autor: “Es una obra coreográfica musical. Representa la Rusia pagana y está unificada por una sola idea: el misterio y el gran surgimiento del poder creador de la primavera”. Para esta última obra recomiendo la versión del venezolano Gustavo Dudamel dirigiendo la Filarmónica de Los Ángeles.

¡Viva la música!