SIGUEN LAS DEFINICIONES

“El arribo de una mujer a la Presidencia va más allá de lo anecdótico o histórico”.

Samuel Rodríguez
Columnas
PRESIDENTA

Definido quién conducirá el país, en lo inmediato la expectativa por los temas de la agenda gubernamental son prioritarios. México tendrá la primera mujer presidenta en su historia. Tras una larga espera, por fin se avizora la posibilidad de que se concrete un giro en la integración y conducción de la agenda sociopolítica nacional.

Para más de la mitad del país, conformada por mujeres, llegó la hora de que se comience a saldar la deuda histórica que tiene la sociedad con ellas. Los temas y campos son variados. En principio, por la aprobación del aborto a nivel nacional, para dar paso a otros tópicos, como el cumplimiento de las alertas de violencia de género, la igualdad salarial y la equidad en el acceso al trabajo para las mujeres. Por supuesto, sin dejar de lado la lucha de las madres buscadoras y el castigo a los feminicidas.

Esto independientemente de que se persiga y castigue la trata de mujeres con fines de explotación sexual.

La integración de los temas que son prioritarios para las mujeres será fundamental para que perciban en lo inmediato que realmente son tomadas en cuenta y que verdaderamente llegó el tiempo de las mujeres en México.

Evidentemente, se espera que haya paridad en la integración del gabinete, tanto legal como ampliado. El arribo de una mujer a la Presidencia va más allá de lo anecdótico o histórico: tiene un efecto amplísimo.

De las decisiones que se adopten a partir de ahora dependerá en gran medida el respaldo social que la titular del Ejecutivo puede tener de parte del sector femenino de la población.

Evolución

Si realmente llegó la hora de las mujeres y no el ascenso de unas cuantas a la conducción del país, ello debe reflejarse desde el primer momento en la toma de decisiones en torno de los temas que importan a las mujeres.

Las marchas del 8M, la conmemoración del Día de la Mujer y la marea verde debieran terminar por diluirse como consecuencia de la atención que deben recibir los temas que integran la agenda femenina.

Sin duda, el país comenzará a registrar en lo inmediato una modificación sustancial que puede incomodar a una parte de sus integrantes, pero lo que no puede negarse es que, como el resultado de la elección, México sigue en plena evolución.

Y su sistema político no puede sustraerse de pagar la deuda histórica que tiene con las mujeres de todos los sectores, primordialmente aquellas que integran los pueblos originarios y quienes durante décadas han sido víctimas de las circunstancias.

Las mujeres que han alzado la voz para pugnar por respeto, igualdad y reconocimiento pueden comenzar a apreciar que el país avanza para saldar la deuda histórica que tiene con ellas.