PRESENCIA Y DISTANCIA, SIN VULNERAR LA SOBERANÍA

“Se obliga a la precisión por parte de las autoridades”.

Columnas
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Drones EU

En una acción por completo legal y que deja intacta la soberanía nacional, naves aéreas y marítimas de Estados Unidos actúan para resguardar un eventual acceso a su territorio.

De paso, de manera complementaria, proveen a México de información que puede ser vital para conocer los movimientos de los grupos del crimen organizado.

En los meses, semanas y días recientes se ha informado sobre vuelos de drones estadunidenses y la presencia de navíos en espacio aéreo internacional o aguas internacionales.

Incluso, la presidenta Claudia Sheinbaum señaló que muchos de los vuelos se realizan a petición de México.

Con ello, la cooperación y colaboración entre México y Estados Unidos queda de manifiesto, al tiempo que la soberanía permanece intacta.

La lectura es clara y precisa, las aguas y el espacio aéreo internacionales son espacios donde pueden actuar las naves estadunidenses, sin que se vulnere en momento alguno la soberanía nacional, ya que el territorio y cielo mexicanos no son tocados.

Aunque, como parte de la colaboración, ocasionalmente drones y naves estadunidenses realicen vuelos a petición de México para recabar información.

Tal y como quedó de manifiesto el 19 de febrero, cuando la presidenta Sheinbaum precisó que no había nada de ilegal en los vuelos de drones del gobierno estadunidense en territorio nacional.

Indicó que se realizan a petición de México en un esquema de colaboración bilateral.

En paralelo, la presidenta Sheinbaum reafirmó la postura de su gobierno respecto a la cooperación en materia de seguridad con Estados Unidos, al asegurar que su administración trabaja con el país vecino bajo principios de respeto, sin que ello implique una subordinación de las fuerzas mexicanas a las estadunidenses.

Lo fundamental en el fondo del tema es que, en todo momento, si bien México ha aceptado colaborar, bajo ninguna circunstancia se permitirá que se vulnere el territorio nacional.

Esto, a pesar de las declaraciones emitidas por el presidente Donald Trump y algunos de sus colaboradores de primer nivel, que dejan entrever la posibilidad de que se realice una acción extraterritorial en contra de los grupos catalogados recientemente como organizaciones terroristas.

En el plano interno México a través del Gabinete de Seguridad desarrolla acciones encaminadas a combatir el trasiego de drogas, además de combatir a los grupos del crimen organizado.

Una labor que, se quiera reconocer o no por parte de la administración Trump, tiene un peso fundamental, pero que ante todo se realiza de manera independiente a cualquier tipo de exigencia proveniente de Estados Unidos.

Colaboración y coordinación

Lo evidente es que la colaboración y coordinación entre Estados Unidos y México existe desde hace tiempo, pero no es del todo pública en gran medida por la secrecía y cautela que son comprensibles en el ámbito de las labores de inteligencia y seguridad.

No se trata, en general, de acuerdos nuevos o algo que no exista, sino de la continuidad de una colaboración histórica, pero que hoy es más pública y se publicita en gran medida por la inmediatez y capacidad de penetración de la información global, donde las redes sociales y el mayor acceso a lo que se difunde en otros países permiten contar con un panorama diferente al que prevalecía a principios de siglo.

Información como la que se publicó el 22 de marzo sobre el despliegue por parte del gobierno de Estados Unidos de un buque de guerra cerca de México, en la zona Pacífico, con el objetivo de apoyar en las operaciones de seguridad en su frontera sur, no debiera alertar a nadie toda vez que se ubicó en aguas internacionales.

Sin embargo, al no contar con información previa y precisa que anticipe el movimiento se provoca la especulación y se obliga a la precisión por parte de las autoridades.

No obstante, como sociedad quizá tenemos que comenzar a acostumbrarnos a ese tipo de movimientos tanto aéreos como marítimos, derivados de la actitud que en su legítimo derecho realizan las fuerzas estadounidenses, sin afectar la soberanía nacional.

A fin de cuentas, su actitud parece defensiva, antes que ofensiva, aunque en el fondo provoquen toda serie de especulaciones.