En Pequeñas cartas indiscretas, una película basada en un escándalo real de los veinte en Inglaterra, se explora la historia de Edith Swan (Olivia Colman), una mujer soltera y reprimida que vive con su padre autoritario Edward (Timothy Spall) y su madre ineficaz Victoria (Gemma Jones). La trama se desata cuando Edith comienza a recibir cartas anónimas llenas de insultos floridos y venenosos, convirtiendo su tranquila vida en un torbellino de sospechas y tensión.
La principal sospechosa es Rose Gooding (Jessie Buckley), la vecina de Edith, respecto de la cual es todo lo contrario: una viuda de espíritu libre y con un lenguaje directo y sin filtros. La película se nutre del contraste entre estas dos mujeres, una representación de la rigidez social frente a la libertad individual. Con el tiempo, las cartas se extienden más allá de Littlehampton, impactando a toda Inglaterra. La resolución del misterio recae en Gladys Moss (Anjana Vasan), la primera mujer policía de Sussex, cuya intervención es clave para desentrañar la verdad.
Dirigida por Thea Sharrock (Yo antes de ti) y escrita por Jonny Sweet, la película tiene un tono ligero, aunque a veces se inclina hacia lo caricaturesco. Los personajes secundarios, especialmente el grupo de mujeres reclutadas por Moss para vigilar a los vecinos, añaden un toque de humor, aunque algunos puedan considerar que este humor raya en lo exagerado. Sin embargo, las actuaciones de Colman y Buckley son, como siempre, muy destacables, lo que ofrece una profundidad que trasciende la comedia superficial de algunas escenas.
Trasfondo
Uno de los elementos más fascinantes de la película es el uso del lenguaje en las cartas, las cuales están llenas de insultos ingeniosos y complejos que reflejan un amor por la palabra escrita.
Este detalle añade una capa de riqueza al guion y hace eco de las obras de Shakespeare con su lirismo y creatividad. Las cartas, aunque ofensivas, tienen una calidad casi artística que contrasta con el comportamiento más bien mezquino de los personajes.
En el fondo, este filme plantea una crítica sutil al patriarcado, como se ejemplifica en una escena desgarradora en la que Edward, sin decir una palabra, muestra su desprecio absoluto por Edith. Este momento encapsula la opresión de género que subyace a la comedia, recordando al público que las luchas personales de los personajes tienen un trasfondo de verdad social y emocional.
La película es ligera, pero tiene un núcleo serio que resuena más allá de su aparente frivolidad.
¿Vale la pena verla? Sí, ofrece un momento agradable y una reflexión interesante. No es una cinta que transcenderá, pero Pequeñas cartas indiscretas es una mezcla de comedia, misterio y crítica social, con actuaciones sólidas y un guion que, aunque a veces exagerado, ofrece momentos de genuina profundidad.
Bajo su superficie divertida, esconde un comentario agudo sobre la sociedad y las dinámicas de poder.