Nunca desafíes a una persona que no tiene nada que perder.
El Partido Pantera Negra para la Autodefensa, mejor conocido como las Panteras Negras, fue una organización política y social que desempeñó un papel crucial en la lucha por los derechos civiles y contra la brutalidad policial en Estados Unidos durante las décadas de 1960 y 1970.
Fundado en 1966 por Huey Newton y Bobby Seale en Oakland, California, el partido nació como respuesta a la opresión sistémica que enfrentaban las comunidades afroamericanas en el país. A través de su ideología revolucionaria, sus programas comunitarios y su enfoque de autodefensa las Panteras Negras se convirtieron en un símbolo de resistencia y cambio social.
Este artículo explora el impacto político del partido, sus contribuciones a la comunidad afroamericana y su legado en la historia de los movimientos sociales en Estados Unidos.
Las Panteras Negras surgieron en un contexto de profunda desigualdad racial y violencia policial contra la población negra. Inspirados por el nacionalismo negro de Malcolm X y la teoría marxista, Newton y Seale establecieron una organización con un programa radical con base en la autodefensa armada y la lucha por la justicia social. El partido formuló un Programa de Diez Puntos que exigía derechos fundamentales para los afroamericanos, incluyendo el fin de la brutalidad policial, vivienda digna, educación de calidad, empleo justo y la exención del servicio militar para los negros, quienes eran desproporcionadamente reclutados para la Guerra de Vietnam.
Aunque las Panteras Negras son más conocidas por su imagen de militancia armada, su legado político también se refleja en sus numerosos programas comunitarios. Uno de los más importantes fue el Programa de Desayuno Gratis para Niños, que proporcionaba alimentación a miles de estudiantes afroamericanos y sirvió de modelo para programas gubernamentales posteriores. También establecieron clínicas de salud gratuitas, programas de educación y servicios legales para ayudar a las comunidades marginadas. Estas iniciativas reflejan su compromiso con la autonomía de los afroamericanos y con la creación de estructuras de apoyo alternativas al gobierno.
El gobierno de EU consideró a las Panteras Negras como una amenaza al orden establecido. A través del programa COINTELPRO del FBI, dirigido por J. Edgar Hoover, la organización fue infiltrada, saboteada y reprimida brutalmente. Agentes encubiertos crearon conflictos internos, se llevaron a cabo arrestos masivos y algunos líderes, como Fred Hampton, fueron asesinados en operativos policiales. La violencia estatal y la persecución, junto con divisiones internas, llevaron al debilitamiento del partido en la década de 1980.
A pesar de su desarticulación, las Panteras Negras dejaron un impacto duradero en la política y la cultura afroamericana. Su lucha por la justicia social influenció movimientos posteriores como Black Lives Matter, que continúa denunciando la violencia policial y la discriminación racial en EU. Además, su enfoque en el empoderamiento comunitario ha inspirado a organizaciones que trabajan por la autonomía y el bienestar de comunidades marginadas.
Zona peligrosa
Llegó a vivir en la zona de Neza. Creían quienes lo conocían que él había estado trabajando desde joven en el partido afroamericano de las Panteras Negras. Todavía conservaba la boina negra que los caracterizó. Él era de Oakland, California. Conocía muy bien los principios del partido.
Consiguió un cuarto en la Avenida Bordo de Xochiaca y Vicente Villada. El pantera negra no sabía que justo esa esquina era considerada la zona más peligrosa de Nezahualcóyotl —ahí habían asesinado a 119 personas. Pero como él venía de un barrio muy similar no le importó.
Al principio trató de organizar a los vecinos para pedir mejores condiciones, como agua, luz, electricidad de calidad y que mejoraran la avenida. En fin, mejorar la colonia. Al líder de la banda de criminales Los Mazo (que se dedicaban a extorsiones, asesinatos, secuestros, robos, despojo de autos e inmuebles) le llegaron rumores de que estaba incitando a la gente a levantarse y acabar con tanta corrupción, así que una noche mandó a sus soldados más ojetes a que le pusieran una madriza. El negro, que había estudiado algo de karate, se defendió como pudo, pero la pelea era dispareja y los maleantes acabaron pateándolo en el suelo y terminaron por partirle el cráneo. El pobre negro murió casi al instante.
Las autoridades nunca entendieron qué hacia una persona de color en la CDMX y mucho menos cómo fue a parar a una de las colonias más bravas de la capital.