Los Juegos Olímpicos de París fueron diferentes, con un toque de enorme riqueza cultural y, sobre todo, el ejemplo de cómo se deben desarrollar a futuro las siguientes justas veraniegas. París ha pasado la estafeta a Los Ángeles 2028 y la vara quedó alta.
Fue impresionante cómo el comité organizador de los juegos de París logró fusionar el arte del deporte con el arte que significan sus monumentos y recintos más emblemáticos.
Debo reconocerle que llegó un momento donde no sabía si estar dentro de los eventos deportivos o afuera, disfrutando de las maravillas de la ciudad.
La organización, en todo sentido, fue impecable. Creo que muy pocos se pueden quejar de aspectos como los accesos a los diferentes recintos de competencia o bien el transporte y hasta la parte de la movilidad que resultó impecable.
Por otro lado, en términos de seguridad, todo resultó perfecto. Claro, fueron unos juegos en la ciudad más visitada del mundo y el gobierno francés tenía una obligación: garantizar la seguridad de todos los aficionados.
En fin, fueron unos Juegos Olímpicos maravillosos donde quedaron retratadas hazañas de deportistas que han pasado a la historia. Por ejemplo, el golfista Jon Rahm, quien conquistó el campo del Nacional luego de una impresionante última ronda; Simone Biles, quien a sus 27 años dejó en claro que sigue siendo la mejor gimnasta del planeta; qué me dicen del sueco Armand Duplantis, quien ganó el oro estableciendo récord mundial; y en atletismo el norteamericano Cole Hocker deslumbró al mundo en los mil 500 metros imponiendo también récord olímpico.
Y, claro, no se nos puede olvidar la increíble actuación que tuvo en el tenis Novak Djokovic, quien logró la medalla de oro sobre Carlos Alcaraz en una final que quizás ha sido la más competida y espectacular de la historia.
En fin, tantos pasajes que quedarán enmarcados en el bello y apasionante mundo del deporte.
México
Yo pensé que México iba a tener el peor papel de su historia y me equivoqué. La verdad es que nuestro país salió bien librado de la justa olímpica de París luego de superar lo hecho en Tokio 2021, donde solo se consiguieron cuatro medallas y todas ellas de bronce.
La delegación mexicana fue de menos a más en París y, sin duda, una de las grandes sorpresas fue la medalla de plata de Prisca Awiti en judo. Esta judoka mexicana, estoy seguro, significó una fuente de motivación para el resto de los competidores mexicanos.
Por otro lado, imposible no reconocer la formidable actuación de nuestro pugilista Marco Verde, quien tampoco entraba en la discusión de si podía ganar medalla o no; y mire lo que resultó: ¡una verdadera alegría para nuestro país!
También tenemos que valorar muchísimo la gran labor de nuestro clavadista Osmar Olvera, quien dejó el alma en cada clavado que ejecutó, por lo que está convertido en una de las figuras más importantes del deporte olímpico mexicano.
Lo de la clavadista Alejandra Astudillo es igualmente digno de resaltar.
También, aunque se quedó cerca de las medallas, la marchista Alegna González sigue demostrando que es una de las mejores de su especialidad.
Por otro lado, Tonatiu López nos demostró que es un magnífico corredor.
Así, entonces, luego de superar lo hecho en el proceso olímpico anterior a París 2024, ahora las autoridades deportivas tienen una tarea muy importante por cumplir: dar seguimiento y apoyo total a aquellos deportistas que de nueva cuenta demostraron que su talento solo necesita un poco más de confianza y apoyo.
Ojalá trabajen nuestras autoridades en recuperar la armonía en el deporte acuático, ese que, con resultados, le tapó la boca a Ana Gabriela Guevara, titular de la Conade. Desde luego que es importante darle seguimiento también al judo: que la medalla que ganó Prisca detone un trabajo que refleje regularidad en resultados.
En fin, creo que lo que se logró en París debe significar un parteaguas en favor del deporte mexicano para que a Los Ángeles 2028 se llegue con mayor confianza y seguridad de que en el campo de batalla los nuestros serán serios competidores.