Existe una extraña idea que parece unir a los partidos etnonacionalistas en Europa y Estados Unidos: que la civilización “caucásica” está en decadencia y siendo sustituída por una cultura de inmigrantes “no occidentales”. Esta “Gran Sustitución” está en el centro de toda retórica y de las políticas antiinmigrantes en ambos continentes.
Junto a esta falsa concepción del mundo aparece otro planteamiento igual de extravagante: lograr que las familias “blancas” se reproduzcan más para “repoblar” a sus países y contrarrestar la influencia de los migrantes. De hecho, esto es un argumento central de Vladimir Putin, Marine Le Pen y otros.
Pero como bien dice el clásico: la realidad es bien pinche terca y al final termina por imponerse. Porque basta con revisar las cifras más recientes de la ONU sobre las tendencias demográficas para darse cuenta de que la caída poblacional en los países occidentales es algo que continuará de manera inevitable.
Una revelación del reporte World Population Prospects es que todos aquellos que se preocupan por la sobrepoblación pueden dormir tranquilos. Los demógrafos de la ONU esperan que el pico poblacional a nivel mundial llegue en 2084, cuando seamos diez mil 300 millones de personas habitando el planeta. Claro, esto son dos mil millones más de seres humanos, pero no representa el apocalipsis que muchos temían.
También dice la ONU que las mujeres en todas las latitudes del mundo están teniendo un hijo menos en promedio respecto de los que tenían en 1990; y que en más de la mitad de los países (¡más de la mitad!, ¡incluyendo a México!) la tasa de fertilidad es menor a 2.1 hijos por mujer. O sea, una tasa inferior a lo necesario para que la sociedad pueda reemplazarse por la simple reproducción humana.
Más importante es que en 63 países la población ya ha llegado a su pico máximo, incluyendo a Rusia, Alemania y China, que el año pasado perdió a millones de habitantes y fue superado por India como la nación más poblada.
Buenas noticias
¿Que pueden hacer entonces los etnonacionalistas para remediar el problema de la reproducción? La respuesta sencilla es “nada”. Porque existe un concepto conocido como “impulso poblacional” (population momentum) que básicamente nos permite predecir la población de un país en el futuro, ya que la población futura depende de cuántos adultos en edad reproductiva tenga un país hoy mismo, un factor que en gran medida es inamovible.
Esta es la realidad demográfica hoy en día y hay poco que Putin, Le Pen, Giorgia Meloni o J. D. Vance puedan hacer para remediarlo. Los cambios y las tendencias poblacionales ya están prácticamente determinados y —hasta ahora— ninguna política que promueva la reproducción ha funcionado: las familias no tienen hijos por patriotismo o por facilidades fiscales.
Es aquí donde aparece un segundo gran problema para los etnonacionalistas. Porque la única manera en que los países de Occidente pueden mantener a sus poblaciones estables es a través de la migración. Estados Unidos es un claro ejemplo: su tasa de natalidad ha estado por debajo de la tasa de reemplazo (los 2.1 hijos) desde hace varios años, pero la tendencia poblacional para el resto del siglo se mantiene al alza. ¿Por qué? ¡Pues gracias a la migración!
De acuerdo con estimaciones, con la tendencia migratoria actual EU tendrá en el año 2100 cerca de 421 millones de personas (hoy tiene 342 millones); pero si la migración se detuviera mañana, la población comenzaría a caer inmediatamente y llegaría a 226 millones a finales de siglo. ¡Un colapso de 33 por ciento!
Así que hay buenas noticias: no debemos preocuparnos por un futuro con una sobrepoblación descontrolada; no debemos creer que las ideologías racista y antiinmigrante son la respuesta, pues representan una catástrofe demográfica; y finalmente, no debemos temer si decidimos tener una familia pequeña o una vida sin hijos, porque si queremos una población estable basta con aceptar más migración. ¿O a poco ustedes van a reproducirse más por la gloria de la patria mexicana?