OTRA IZQUIERDA FRENTE A ESTADOS UNIDOS

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Izquierda Estados Unidos

He querido escribir en memoria del gobernador Samuel Ocaña, pero me he contenido porque sé que hay gente con más merecimientos que este humilde escribidor para hablar de él. Solo quiero referirme a un aspecto de su gestión al frente del estado de Sonora: Ocaña fue quien llevó la planta de la Ford al estado fronterizo.

Es conveniente recordar que el doctor Ocaña venía de la izquierda, pues en su juventud militó en el Partido Popular Socialista de don Vicente Lombardo Toledano. Abandonó ese partido cuando vio que no apoyaba a determinados movimientos sindicales para no incomodar al gobierno, pero se incorporó al ala izquierda del priismo. Desde ahí, siempre se distinguió por su enfoque social, de construcción de servicios públicos, lo mismo escuelas que hospitales y clínicas.

Durante toda su carrera se mantuvo fiel a esos principios, del gobierno como sistema de apoyo a los desamparados. Y como sucede lamentablemente con casi todas las izquierdas latinoamericanas, Ocaña también tenía cierto recelo contra Estados Unidos, pues la veía como una suerte de potencia imperialista.

No obstante, llegado que hubo a la responsabilidad de gobernador, su prioridad era el bienestar de la población, no la rigidez ideológica. Como dijo en numerosas entrevistas e intervenciones públicas, las actividades económicas del estado eran casi exclusivamente primarias: agricultura y ganadería. Esto no era un modelo de desarrollo sostenible con un clima tan inclemente como el sonorense. El sueño del doctor Ocaña era la modernización tecnológica del estado y, sobre todo, la modernización de su estructura productiva. Pasar de las actividades primarias al comercio a gran escala y a la industrialización.

El establecimiento de una planta de la empresa automotriz Ford suponía una inmensa oportunidad de desarrollo para los sonorenses y, como decía Ocaña, un mensaje a la comunidad de inversionistas internacionales. Sonora estaba lista para recibirlos gracias a las memorables gestiones del doctor Ocaña. Dijeron sus excolaboradores y amigos en un homenaje reciente que Ocaña sentía que se comprometían sus principios, pero finalmente hizo de tripas corazón y acudió a Londres para una reunión con los directivos internacionales de la empresa. Se trataba de terminar de convencerlos y facilitar los trámites para la instalación de la empresa automotriz en Sonora.

Panegiristas

Si Ocaña hubiera puesto por delante sus prejuicios ideológicos, hubiera despojado a su estado de una valiosísima fuente de empleo y desarrollo.

He pensado mucho en esto los últimos días, cada vez que los panegiristas de la izquierda mexicana alardean de que si se rompe el acuerdo comercial con Norteamérica tenemos el Himno Nacional. O que en caso de disolverse esa asociación basta con voltear hacia Rusia y China, mientras hacen gala de su ignorancia sobre los temas económicos más elementales.

Uno quisiera una izquierda pragmática que pensara primero en el desarrollo y el empleo de los mexicanos, no en la satisfacción de su rigidez ideológica.

El ejemplo y la referencia la pueden tomar del doctor Samuel Ocaña, un verdadero servidor público de izquierda, constructor de instituciones y benefactor de la sociedad que gobernó. No es mucho pedir. Basta con asomarse a la historia.