El 12 de marzo de 1857 se estrena en el teatro La Fenice de Venecia la ópera Simón Boccanegra, escrita por Giuseppe Verdi con libreto de Franceso Maria Piave.
Primer apunte: el libreto no fue, en definitiva, de los mejores textos de Piave. De hecho, ha trascendido que el escrito original fue elaborado por el propio Verdi, en prosa, y que el libretista únicamente lo terminó escribiendo en verso.
Con base en un drama español del mismo nombre, a cargo de Antonio García Gutiérrez, el estreno de esta obra dejó ver la decepción del público, que con sobrada razón esperaba algo mejor de Verdi, toda vez que para ese entonces ya había estrenado —en ese mismo teatro— Ernani (1844), Attila (1846), Rigoletto (1851) y La Traviata (1853), auténticas obras maestras.
De ahí que el compositor encargase a Arrigo Boito un nuevo libreto para Boccanegra, que terminó en una composición notablemente mejorada. El nuevo estreno tuvo lugar el 25 de marzo de 1881 en el Teatro alla Scala de Milán. Otra parte de la crítica a esta obra tuvo como argumento que se echó mano en exceso de los recitativos —es decir, el privilegiar el canto declamado por encima del melódico.
La acción de esta ópera se desarrolla en Génova, en el siglo XIV. Boccanegra es un corsario que se proclama Dux de la república (en latín: general, caudillo o máximo dirigente). Su obsesión era —y la cristalizó— casarse con María, hija de Fiesco, un noble, con quien procrea una hija (Amelia), aunque lamentablemente María fallece.
Pasan 25 años. Fiesco se encarga de la formación de Amelia, quien para entonces es pareja del noble Gabriel Adorno. Ah, pero no todo es miel sobre hojuelas, ya que Paolo Albiani, canciller de la república, también está enamorado de Amelia. De hecho, intenta dos temerarias acciones: raptar a la dama y acabar con el Dux.
Tan perversa intención y obsesión tiene por Amelia, que se atreve a intrigar con Gabriel diciéndole que Boccanegra es amante de la joven. Gabriel Adorno monta en cólera e intenta quitarle la vida a Simón, pero justo a tiempo Amelia le aclara a su prometido que el personaje es, en realidad, su propio padre. Pero no todo le salió mal a Paolo, ya que alcanza a verter unas gotas de veneno que provocan la muerte de Boccanegra, no sin antes bendecir la unión de Amelia y Gabriel y ungir a este como su sucesor.
Plácido Domingo
Un caso digno de llamar la atención es el del tenor y barítono español Plácido Domingo. Hijo adoptivo de nuestro país, dotado de una voz y presencia escénica de las más relevantes de los últimos 100 años, se dio el lujo de interpretar dos papeles distintos de la ópera en comento, Simón Boccanegra. En efecto, en un principio desempeñó el rol de Gabriel Adorno, como tenor. Y años después apareció con el papel principal de Boccanegra, pero con la tesitura de barítono. Los años pasan y la voz lo resiente, al igual que el ánimo del artista y el entusiasmo del público.
Ah, pero no fue la única ópera en la que Plácido Domingo ejecutó dos distintos papeles, ya como tenor ya como barítono. Es el caso de La Traviata, del propio Giuseppe Verdi. En efecto, en octubre de 1961, en Monterrey, Nuevo León, el maestro debutó con el rol de Alfredo (tenor) y apenas a principios de 2020, en la Ópera Metropolitana de Nueva York (el Met, pues), apareció con el papel de Giorgio Germont (padre de Alfredo) y con tesitura de barítono. (Tuve la fortuna de presenciar una de estas funciones).
Así, pues, hoy conmemoramos el estreno de Simón Boccanegra, pero también celebramos la versatilidad de un gran tenor-barítono que tantas satisfacciones le ha dado a México: Plácido Domingo.
¡Viva la música!