Uno de los temas más sentidos por la sociedad en su conjunto es sin duda el de las condiciones que provee un Estado para dar seguridad a su población. Sin protección efectiva difícilmente florecen favorablemente la inversión, el progreso de la economía, la confianza y el tejido social. Sin seguridad pública se tiene un país sin descanso, sin tranquilidad.
No hay duda de que con la llegada de un nuevo gobierno se reaviva la esperanza de que esta situación cambie; que se transite hacia un país donde la convivencia y la tranquilidad emerjan desde escenarios que con los años se han complicado gravemente.
El planteamiento de la nueva estrategia de seguridad deja ver innovación y acciones que distan de aquello que se vino practicando durante el pasado sexenio. En primer término, se percibe como un plan integral y entrelazado que se ha pactado como un ecosistema de acciones encaminadas a la extinción gradual de las fuentes desde donde brota toda la actividad criminal. En cuatro ejes —a saber: atención a las causas, coordinación, inteligencia y consolidación de la Guardia Nacional— se fincan distintas acciones, las cuales vale la pena desagregar con mayor detalle.
La identificación de las zonas prioritarias donde el crimen prolifera es fundamental para iniciar una estrategia de atención. Así, estados como Chiapas, donde fundamentalmente se tendrá que recuperar el control de la frontera; Michoacán, donde procede el cuidado específico a productores agrarios; Colima, como un estado absorbido por la actividad delincuencial; o, por supuesto, Sinaloa, entidad que merece un tratamiento aparte en razón de su complejidad, tendrán un nuevo abordaje hacia la problemática. Este tratamiento incluye la operación de diversas fuerzas de tarea exclusivamente creadas conforme a las características criminales de la región.
Así, Defensa, Marina y SSPC, en vinculación para labores de inteligencia con un gabinete alterno de seguridad, podrán tener mayor tino y asertividad para combatir estos flagelos. El llamado gabinete alterno de seguridad complementará la información y proveerá de las piezas que en muchas ocasiones han faltado en un esquema de investigación; nos referimos al accionar de la UIF, el SAT, la Procuraduría Fiscal e incluso Pemex para el caso del combate al huachicol.
Coordinación
Otro de los cambios sustanciales que se perciben es el endurecimiento y rigor que tanto orgánica como estructuralmente se le concede en general a la estrategia. Nos referimos a que la tan mencionada reforma a la ley que sustenta a la Guardia Nacional tiene prevista la creación de 32 unidades de dicha corporación, es decir, una en cada estado de la República. Pero concatenado a esta expansión se tiene previsto el desarrollo aparejado de 32 policías estatales, además de 32 fiscalías y 32 sistemas penitenciarios que culminarán por homologar metas y estandarizar operaciones a efecto de lograr un actuar mucho más sólido y coordinado.
Llama poderosamente la atención que, claramente mencionado, se haya aludido a una “neutralización” de los generadores de violencia y la “eliminación” de distintas redes criminales. Así, se pone énfasis en el crimen organizado dedicado al narcotráfico (la producción de fentanilo, principalmente) y los grupos que además trafican con armas y personas.
Estamos ante un primer vistazo de lo que se tendrá que implementar a ritmo acelerado ya que los resultados esperados deberán ser vistosos. Pero, hay que decirlo, es un bosquejo sumamente básico que requerirá un sinfín de acciones y recursos, los cuales tendrán que ejercerse bajo una línea de mando con absoluto control y mano firme.
Ya la experiencia ha demostrado que gran parte de los huecos por donde el crimen organizado encuentra oportunidad para colarse entre la población se propician por la nula coordinación con municipios y estados, así como, en muchos casos, por la corrupción que se protege desde las altas esferas de mando en aquellas entidades.
Alienta, sin embargo, que al frente de dicha estrategia hay gente de experiencia; alienta por igual que ya existe una frontera muy próxima para una primera revisión y recalibración de la estrategia: se ha establecido que se hará una revisión de este viraje en los primeros 100 días de gobierno, con metas claras y medibles.
Los mexicanos estaremos expectantes de un mejor país, donde la protección y la seguridad sean reales y continuas en nuestra vida.