FUTURO CON TRUMP

Sergio Sarmiento
Columnas
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Donald Trump

Siempre podemos decir que en su primer periodo de gobierno Donald Trump tuvo muy buena relación con López Obrador y que por eso podemos confiar en que nos irá muy bien con él en este nuevo cuatrienio. También podemos argumentar que Trump no tomaría medidas que perjudicaran a los ciudadanos de Estados Unidos. En el peor de los casos, siempre tendremos el Himno Nacional, como ha dicho nuestra presidenta, Claudia Sheinbaum. Sin embargo, no podemos cerrar los ojos ante el hecho de que Trump se perfila como una verdadera amenaza para México y para el mundo.

Trump es un populista, por supuesto, pero más irracional que muchos otros que están dominando el mundo de la política en tantos países del planeta. Algunas de sus ideas de 2016, como la de construir un muro en la frontera y hacer que México lo pagara, parecían risibles y no se concretaron completamente; pero al final resultaron en medidas que tuvieron costos y consecuencias. El muro, o la parte que construyó, no detuvo el ingreso de inmigrantes indocumentados, quizás ese nunca fue el propósito, sino simplemente ganar votos. Pero después Trump forzó al gobierno de México a utilizar al Ejército y la Guardia Nacional para hacer labores de patrulla fronteriza sin aportar un centavo a su gasto.

Las obsesiones de Trump en esta ocasión son más ambiciosas y peligrosas. Quizás el que designe a las bandas de narcotraficantes de México como grupos terroristas no tenga consecuencias inmediatas, pero sí haría legal, dentro del marco jurídico de Estados Unidos, el envío de equipos de comandos a realizar “extracciones” de criminales en nuestro país para ser juzgados en EU.

Ya sucedió con el doctor Humberto Álvarez Machaín en 1990, quien fue llevado ilegalmente a Estados Unidos para ser procesado por el homicidio y tortura del agente Enrique Camarena de la DEA. La diferencia es que ahora sería legal.

Locuras

La deportación masiva de indocumentados de Estados Unidos sería inhumana y generaría problemas en las ciudades fronterizas. Agravaría una situación ya complicada, pero podría manejarse en nuestro país. Dice el gobierno mexicano que no aceptará recibir ciudadanos de otros países, pero al final no creo que pueda hacer mucho para evitarlo.

Lo más difícil para todos, no solo para México sino para el mundo, sería el inicio de una guerra comercial si Trump decide imponer aranceles a los productos de todos los países. En el caso de México y Canadá, el tratado comercial entre los tres haría ilegal la medida, pero Trump no ha sido nunca un hombre que respete la ley. La imposición de aranceles de 25% a los productos elaborados en México tendría un fuerte impacto negativo en la economía de Estados Unidos, pero produciría una verdadera catástrofe en México. Millones de empleos en nuestro país dependen de las exportaciones a Estados Unidos.

En su primer gobierno Trump se dejó convencer muchas veces por los economistas profesionales y por sus propios asesores para moderar sus posiciones. Así, en vez de eliminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el NAFTA, negoció un nuevo acuerdo con México y Canadá que es el actual TMEC. En esta ocasión, sin embargo, llega a la Casa Blanca un Trump más poderoso, con control de las dos cámaras del Congreso y de la Suprema Corte, y rodeado de un grupo de colaboradores que no buscan ofrecer consejos sensatos sino alentar lo más que puedan las locuras de su jefe. México va a tener unos años muy complicados en compañía de Trump.