NO TENER CARTAS

“Una coyuntura de grandes desafíos globales y existenciales”.

Columnas
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Volodímir Zelenski

Prácticamente todo el planeta pudo ver en tiempo real la groserísima humillación televisiva del presidente Donald Trump al presidente Volodímir Zelenski de Ucrania. También presenciamos el gesto de dignidad ofendida de Zelenski, quien trató de defenderse e incluso de devolver el golpe a Trump.

El presidente norteamericano todavía le hizo saber que “tú no tienes cartas” refiriéndose a la falta de herramientas de Zelenski para negociar. El ucraniano respondió que él no está jugando a los naipes.

Sin embargo, es muy revelador de la concepción de la política y de la política internacional que tiene Trump. El presidente Charles de Gaulle solía decir que los estadistas se ocupan de la política exterior y de la gran estrategia, mientras que la administración pública es para políticos de intendencia. Pero Trump no ve la política internacional con la mirada de un gran estratega ni de un integrante de los servicios de intendencia, sino como un gran juego de azar. Un espacio para las apuestas de alto riesgo donde lo que está en juego es dinero o ganancias materiales concretas. No hay una concepción explícita del sistema internacional o el papel que debe ocupar Estados Unidos en él, sino un intercambio de dinero entre jugadores.

En términos trumpianos, Zelenski se levantó de la mesa porque perdió el juego y posteriormente regresó a él porque no le quedaba otra opción ni tenía cartas. Y los hechos parecen darle la razón. Menos de una semana más tarde Zelenski se compromete a firmar el acuerdo de explotación de minerales ucranianos a favor de Estados Unidos. Lo hace a cambio de que Trump no deje de proporcionar apoyo militar a Ucrania. Incluso reconoce que está dispuesto a seguir “el fuerte liderazgo” de Trump.

Todo esto tendrá implicaciones para la seguridad europea y el futuro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pues ya nadie tiene la certeza de que Estados Unidos acudirá en defensa de una nación europea en caso de agresión rusa. A no ser que esa nación agredida “tenga cartas”; vale decir, algo qué ofrecer a Estados Unidos.

Apuestas

La garantía estadunidense a Ucrania no parece muy sólida. Rusia no los atacará por miedo a afectar intereses económicos estadunidenses que estarán explotando los minerales ucranianos. Así lo ve Trump. O al menos eso dice públicamente.

El problema es que cuando Rusia atacó y se anexionó Crimea en 2014, y también cuando invadió Ucrania en 2022, había empresas estadunidenses operando en el terreno. Eso no sirvió de contención a la agresividad imperial rusa, pero, en fin.

El punto, insisto, es que la política exterior y la diplomacia se ven como apuestas de interés económico. Preocupa mucho esta visión del mundo, pues en el ámbito empresarial los costos se limitan a aspectos financieros. No obstante, en la política internacional un error al apostar puede desatar el uso de arsenales nucleares en medio de la guerra.

Hemos dejado atrás la era de grandes estrategas geopolíticos norteamericanos como Elihu Root, George Kennan o el propio Henry Kissinger; y hemos entrado en una etapa donde la política internacional se ve como una oportunidad de grandes ganancias en la bolsa de valores. No merecía esto la grandeza de la política exterior norteamericana, pero sobre todo no lo merecía el planeta en una coyuntura de grandes desafíos globales y existenciales para la humanidad.

Requerimos planteamientos sofisticados para la política internacional, pero lo que tenemos son ofertas de negocios.

“Soy el último de los políticos”, decía el presidente Francois Mitterrand. “En Francia, después de mí, llegarán los contadores”, concluía.

No fue solo en Francia, pero le faltó agregar que serían los contadores de naipes. Nos quedamos sin cartas…