La existencia de un mercado global, el comercio internacional y al menos tres grandes bloques económicos operan a favor de México en el horizonte inmediato.
Las acciones de carácter proteccionista, en un mundo donde el comercio global y el flujo de mercancía tienen desde hace al menos dos décadas carta de naturalización aparecen como una acción inoperante.
Al momento, ningún país puede considerarse como una ínsula económica o considerar que es autosuficiente.
De hecho, a nivel global se ha registrado, desde hace años, una recomposición y orientación de la economía.
China a la cabeza de los denominados Tigres Asiáticos surgió como una potencia económica y comercial.
El mercado petrolero fortaleció a los países árabes y la riqueza pareció concentrarse en Dubái, en tanto que países del Viejo Continente conformaron un bloque económico que, si bien nació con fortaleza, con el paso de los años se ha debilitado.
El comercio global registró la incursión de las criptomonedas, al tiempo que el incesante crecimiento de las tecnologías de la información y el desarrollo tecnológico fortaleció la presencia del sector asiático, que prácticamente ha incursionado en todos los sectores del mercado global.
Lo evidente por donde se quiera ver es que tratar de fortalecer el mercado interno al consumir productos locales bajo las actuales condiciones de la economía global no es posible, ni siquiera con los productos del campo.
Por donde se quiera ver el comercio internacional ha llevado a un panorama en el que las ventas por internet ocupan un lugar primordial y están lejos de respetar fronteras.
En este contexto es claro que la recomposición del mercado global desplazó con mucho a Estados Unidos del rol de nación todo poderosa que ostentó durante gran parte de la segunda mitad del siglo pasado.
De ahí que ahora el presidente Donald Trump trate de impulsar el resurgimiento de Estados Unidos, no solo como potencia económica sino también política y en ese propósito tiene abiertos un número importante de frentes que tarde que temprano tendrá que priorizar.
Pero, sobre todo, algo que no puede dejar de considerar es la importancia de conservar una relación comercial satisfactoria con México y Canadá, primordialmente, para que como bloque puedan hacer frente al crecimiento de la economía de China.
Esto sin perder de vista que en centro y Sudamérica, con Venezuela a la cabeza, los países de la región están lejos de operar como aliados incondicionales de Estados Unidos, sobre todo Panamá, por el conflicto que existe por el control del Canal.
Unidad de propósitos
Desde el punto de vista que se quiera apreciar, todo indica que México, Estados Unidos y Canadá están en el momento en un mismo barco, por lo que tomar medidas que afecten a uno de los socios comerciales o bien desaten una escalada económica, afectaría a todos.
Por el contrario, lo que se requiere es unidad y reorientación de propósitos para que las economías de los tres países se fortalezcan, sobre todo si se toma en cuenta que en el plano general las finanzas estadunidenses desde hace algunos años no pasan por su mejor momento.
Juntos México, Canadá y Estados Unidos tienen mejores expectativas de lograr un redimensionamiento de sus economías; en disputa serían presa fácil sobre todo de los asiáticos.