NEONAZISMO Y PLATAFORMAS DIGITALES

“Comprender y contrarrestar los mecanismos que permiten la radicalización”.

Columnas
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Neonazismo

La reciente noticia del ataque en la preparatoria San Andrés nos obliga a reflexionar sobre el alza de los extremismos de derecha en México. Lo ocurrido no es un incidente aislado, sino parte de una tendencia que refleja la capacidad de ciertas ideologías extremistas para permear diferentes contextos sociales y culturales.

La cuenta del estudiante apenas tenía dos semanas de existencia y 14 seguidores. Sin embargo, sus publicaciones contaban una historia que se remontaba mucho más atrás en el tiempo.

El águila y la esvástica en su playera negra, los mensajes con Sieg Heil, las advertencias programadas para crear expectación: todo formaba parte de una coreografía digital que ha encontrado en las redes sociales su escenario perfecto.

El acto de anunciar sus intenciones a través de redes sociales, utilizando simbología nazi y buscando notoriedad en plataformas digitales, muestra cómo las nuevas tecnologías se han convertido en altavoces para ideologías extremistas. La planificación y la búsqueda deliberada de atención mediática sugieren un patrón que hemos visto replicarse en diferentes casos en otros países.

La sociedad mexicana ha mantenido durante décadas la narrativa de ser un país inmune a ideologías supremacistas, escudándose en su historia de mestizaje y su supuesta apertura multicultural.

México no es inmune a estas corrientes ideológicas. Desde las simpatías expresadas por figuras históricas como Plutarco Elías Calles hay patrones que conectan el pasado con el presente.

Los neonazis contemporáneos son conscientes de las implicaciones de declararse abiertamente como tales. En países europeos, especialmente en Alemania, existen estrictas regulaciones que limitan la expresión de tal ideología. Sin embargo, en América el entorno legal más permisivo en cuanto a libertad de expresión permite una mayor visibilidad de estos grupos.

Ambiente propicio

Esta diferencia en el marco legal explica en parte por qué en México estos grupos pueden operar con relativa libertad o sentirse con mayor confianza de expresarse como tales. La falta de legislación específica contra la promoción de ideologías nazis, combinada con la creencia generalizada de que “estas cosas no pasan aquí”, ha creado un ambiente propicio para su proliferación.

Las redes sociales, por su parte, funcionan como cámaras de eco donde las ideas extremistas encuentran resonancia y se amplifican. La facilidad con la que se pueden difundir mensajes de odio y la capacidad de crear comunidades virtuales en torno de estas ideologías plantean retos significativos.

El desafío actual no radica solo en abordar los incidentes específicos, sino también en comprender y contrarrestar los mecanismos que permiten la radicalización en primer lugar. Esto implica un análisis crítico de nuestras plataformas digitales, nuestros sistemas educativos y nuestras estructuras sociales.

Ya desde hace tiempo el auge de las extremas derechas ha sido un tema de preocupación. La era actual proporciona un espacio donde la tecnología, la identidad y la ideología se entrelazan de maneras cada vez más complejas y dañinas cuando los contextos lo permiten.