“ES NECESARIO REALIZAR TEATRO CON PERSPECTIVA DE GÉNERO”

Martha Mejía
Columnas
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Edurne Goded

Desde 2014, bajo el lema “Hacemos teatro de lenta cocción”, Edurne Goded emprendió, sin saberlo, un fuerte compromiso social: hacer teatro documental con perspectiva de género.

Así nació Verbo Delta, una compañía pionera en abrir espacios de diálogo para la construcción de un nuevo discurso artístico y social dentro del teatro.

“Usamos testimonios, entrevistas, películas y textos clásicos para realizar nuestras piezas”, dice a Vértigo la dramaturga, beneficiaria del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC) y directora de Sin fecha de caducidad.

—¿Por qué es importante realizar teatro con perspectiva de género?

—A mí los temas de género siempre me habían parecido muy alejados de la gente. Era como si antes debías haber leído varios libros. Era un espacio de académicas, de estudiosas. Y hubo algo que nos pareció importante: necesitábamos que estos temas llegaran a todo el mundo, no podían ser solo temas de especialistas. Tenían que ser temas colectivos, porque somos mujeres y nos convoca a todas. Ser feminista o no ser feminista, era lo de menos, lo que nos interesaba era comenzar a generar una mirada de género en la escena.

Por otra parte, “en mi vida académica casi todos los autores habían sido hombres; las obras son universales, pero hay un predominio masculino. Empecé a darme cuenta de ello y me dije: ‘Qué fuerte que haya esta resistencia’. Entonces decidimos, a partir de ello, construir este espacio para nosotras. Eso me parece un tema muy interesante porque al final del día puedes hablar de cualquier cosa, pero si no pasa por la mirada masculina pareciera que no tiene valor”.

—¿Cuáles son los temas más recurrentes?

Manual de DESuso habla sobre la construcción de la identidad femenina. “Eres mi princesa”, “Péinate”, “Maquíllate”, “Obedece”, “Date a respetar”, “No llores en público”, “Baja unos kilitos”, son algunas de las instrucciones que vamos escuchando durante este viaje (que es la obra) y que se van deconstruyendo con un tono irónico, pero a la vez reflexivo.

Retos

Después, recuerda Goded, “hicimos Me hago la muerta hasta que el oso se va, que es una pieza sobre depresión. Entonces tomamos a personajes como Ofelia (de Hamlet, de William Shakespeare) y Medea (tragedia de Eurípides), y las metimos en una caja. Con ello quisimos reinterpretar y resignificar a estos personajes (y textos creados por hombres), pero desde una mirada femenina”.

En plena pandemia “hicimos Princesas gorgónicas; fue una pieza narrada en cuadros en un formato mixto de video, foto y actuación en Zoom, que ahonda sobre el deber ser de la ‘mujer’ en el amor, la sexualidad, el matrimonio y la maternidad. Nuestra pieza más reciente es Sin fecha de caducidad. Esta obra surgió de la necesidad de hablar de la etapa del climaterio, un poco antes de empezar la menopausia, y entrar a la nueva etapa que es la vejez; la idea es hablar del tema de una manera más natural, tener más información para no invisibilizarlo. Esta pieza forma parte de una trilogía que todavía estamos desarrollando. El reto es darle forma a la siguiente pieza, que es sobre maternidades. La idea es construir una pieza cada año, no priorizar el producir por el crear”.

—¿Cuál es el desafío de hacer teatro con perspectiva de género?

—El reto es que la gente cree que solo convoca a mujeres, pero la perspectiva de género no quiere decir solamente mujeres hablando de mujeres; la historia la cuentan los hombres; por ello es vital empezar a contar nuestra historia; la historia de la que venimos, pero también la historia que queremos que perdure y la que queremos seguir construyendo.