Fue la crónica de una muerte anunciada. Por cuatro votos contra uno, en un pleno de solo cinco magistrados y no los siete que ordena la Constitución, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) avaló el 28 de agosto una enorme sobrerrepresentación de los partidos del gobierno en la Cámara de Diputados y en el Senado.
Janine Otálora ofreció el único voto disidente. Pidió que se registrara el sufragio en los distritos uninominales por el partido realmente ganador y no por el definido en el convenio de coalición. La enorme mayoría de los triunfos de la coalición Sigamos Haciendo Historia los consiguió Morena, pero muchos se entregaron a los aliados, el Partido Verde y el PT, por el convenio de coalición, para elevar de manera artificial el total de legisladores de representación proporcional de la alianza.
La Constitución señala que se debe considerar “la votación válida emitida”, pero la mayoría de los magistrados votó de cualquier manera por aceptar el convenio de coalición y dar la sobrerrepresentación a los partidos del gobierno.
Esta sobrerrepresentación no llegó por azar. El plan comenzó a gestarse hace años. El presidente López Obrador y Morena fueron colocando como nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) a personas cercanas a su movimiento. En el caso del Tribunal Electoral, donde el Consejo de la Judicatura presenta las propuestas de nuevos magistrados, la mayoría oficialista en el Senado se negó a reemplazar a los dos que terminaron sus encargos en octubre de 2023. Poco les importó que lo ordenaba la Constitución y también un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Los morenistas sabían que con los cinco magistrados actuales tenían una mayoría de tres contra dos independientes. El propio presidente reconoció su esquema cuando criticó una suspensión provisional otorgada por el juez Rodrigo de la Peza que obligaría al TEPJF a nombrar directamente, sin pasar por el Senado, a los dos magistrados faltantes: “Todo es un plan con maña —declaró AMLO—, porque los dos (magistrados) que quieren poner son del bloque conservador y entonces tendrían mayoría en el tribunal…” La suspensión fue cancelada.
Cosa juzgada
El voto de los tres magistrados cooptados por Morena era esperado. Mónica Soto Fregoso, Felipe Fuentes y Felipe de la Mata montaron un bloque favorable al gobierno. Destituyeron de la presidencia del tribunal al magistrado Reyes Rodríguez Mondragón, uno de los dos independientes. Al final, sin embargo, el propio Rodríguez votó a favor de la sobrerrepresentación. La norma está rebasada, dijo, pero los magistrados no podían hacer otra interpretación.
El fallo del TEPJF es la última palabra. Es verdad que la SCJN está estudiando una contradicción de tesis, que considera una tesis de jurisprudencia de 1998 de la propia corte con un dictamen redactado por la ministra Olga Sánchez Cordero en defensa del PRD que encabezaba entonces López Obrador, en la que afirmaba que la distribución de los legisladores plurinominales “debe hacerse atendiendo no solo al texto literal (…) sino (…) al valor del pluralismo político que tutela”. La contradicción, sin embargo, se resolverá en un futuro en que ya la sobrerrepresentación de la LXVI Legislatura será cosa juzgada.
Hoy el pluralismo político ha muerto. Regresamos a los tiempos del partido hegemónico. El presidente y sus legisladores podrán hacer cualquier cambio que se les antoje en la Constitución. La oposición tendrá voz, pero no voto. Bienvenida la nueva dictadura perfecta.