Pierre Fredy de Coubertin, el famoso barón que dio inicio a las Olimpiadas modernas y el pentatlón moderno, nació en París, Francia, el 1 de enero de 1863. Pedagogo e historiador, era hijo de una familia adinerada y aristocrática.
Jules Rimet, también francés, nació en Theuley el 14 de octubre de 1873. Árbitro y abogado, fue el fundador de la FIFA, además de ser su presidente por más de 30 años (1921-1954). Pertenecía a una familia de trabajadores, muy alejado de las glorias de los ricos de la época.
El barón, siendo rico (en términos mexicanos: muy, pero muy fifí), afirmaba que todos los participantes de los Juegos Olímpicos debían ser amateurs; esto quiere decir que no podían cobrar o recibir ningún tipo de remuneración por participar en cualquier deporte.
Jules Rimet, quien era un trabajador (en términos mexicanos: muy, pero muy chairo), decía que los jugadores debían ganar algo de dinero por jugar y representar a sus países (aunque a los participantes no se les paga por llevar los colores de su patria), pues el futbol es un deporte universal y democrático, no elitista.
De Coubertin se enteró de que Rimet pensaba organizar el ahora famoso torneo Mundial de Futbol y lo señaló como traidor, debido a lo cual este juego no fue parte de las justas deportivas.
Fue hasta 1996 cuando se incluyó el futbol como deporte olímpico, con varias restricciones: los exponentes deben tener menos de 23 años e incluir solo algunos refuerzos de la selección mayor. Pero como la FIFA no acepta los juegos como una de sus fechas, los clubes no prestan a sus mejores figuras para la justa veraniega.
Todas las selecciones que buscan la medalla en este deporte tienen prohibido usar el logo de la federación de sus países; en su lugar usan el logo de cada comité olímpico.
Es curioso que dos franceses que nacieron con diez años de diferencia e idearon los dos eventos deportivos más vistos en todo el orbe, no se hayan puesto de acuerdo.
Yo estoy seguro de que hoy por hoy es un tema de egos, pero sobre todo de dinero; y las dos organizaciones deberían tener más apertura. Ejemplo son el tenis y el básquet, donde en estas olimpiadas no solo juegan los mejores.
En la inauguración de París hubo un sentido homenaje a varios de los mejores exponentes de las Olimpiadas de todos los tiempos, al ponerlos a llevar la antorcha: Nadia Comaneci (gimnasta), Carl Lewis (corredor), Serena Williams (tenista) y Rafael Nadal (tenista).
Es, pues, una vez más el cómo los intereses económicos se imponen sobre los temas deportivos.
Solo en el Mundial de Futbol pasado la FIFA alcanzó un nuevo récord de siete mil 568 millones de los verdes, con un promedio de asistencia en 64 partidos de 96.3 por ciento.
En el caso de las Olimpiadas, que son más de 392 competencias en 32 diferentes disciplinas, se calcula que el COI ganará 15 mil millones. Hay que recordar que la mayoría de las justas olímpicas les cuestan a los países grandes sumas de dinero. Nosotros seguimos pagando parte de lo que se gastó en 1968 con el famoso impuesto de las tenencias de los carros, pero para los organizadores siempre será un gran negocio.
Juegos de verano
En la alcaldía Benito Juárez se organizó un pequeño torneo de futbol que acabó muy mal.
Resulta que jugaban Fut 7, que no es otra cosa que un partido, pero con siete jugadores que siguen casi las mismas reglas que en el futbol normal.
Jugaban por la final Los Mazacotes de Chicontepec contra Perros Cagados de Iztapalapa, cuando de repente el papá de uno de los chavos se enfrascó en una discusión con el dueño del equipo de Iztapalapa; este último sacó una pistola y lo mató.
Pero la cosa no paró ahí: comenzó a disparar contra jugadores contrarios, matando al portero e hiriendo a tres más de gravedad.
Tris, quien estaba muy cerca, oyó los disparos y corrió a la cancha. Al llegar realizó un breve recorrido, analizó la situación y después de unos segundos desenfundó su .38 especial y apuntando directamente al asesino soltó el grito de manos arriba, pero el matón disparó su arma.
A Tris le pasó rozando una de las balas, pero accionó su arma dando en el blanco sin ningún problema. Muerto el perro, se acabó la rabia. Luego supo que el tipo había realizado una apuesta por 50 mil pesos e iba perdiendo.