LO QUE SE AVECINA CON LOS VECINOS

Guillermo Deloya
Columnas
Elecciones EUA

A prácticamente horas de conocer al conductor de los destinos de Estados Unidos, México libra sus propias batallas al inaugurar el sexenio. Se sabe que los estilos y oferta política de Trump y Harris encuentran contrastes que definirán nuestras propias acciones y políticas como nación. Sin embargo, con total independencia de quién resulte electo para el nuevo ejercicio de gobierno norteamericano, hay un listado de cuestiones que ineludiblemente tendrán que encontrar desahogo.

Temas como migración, frontera, crimen organizado, reformas legales en nuestro país, TMEC y un listado numeroso serán el día a día de la problemática para los próximos años.

Ahora que estamos en una etapa de preparación para lo venidero vale la pena hacer un mapa de aquello que seguramente estará en las mesas ejecutivas de ambos países, aunque los matices con los cuales se tratará no hay duda de que va a variar en demasía entre un Trump altamente radicalizado en ciertas cuestiones y una Harris que necesitará de legitimación después de una elección que se antoja cerrada.

Si hacemos un recuento de los temas en orden de relevancia, muchos pondríamos en la cúspide de la pirámide al tema migratorio. Es aquí donde el gobierno mexicano encuentra un callejón de difícil escape ante la previsible confrontación con la parte norteamericana. La presidenta Claudia Sheinbaum ha insistido sobre una política humanitaria que se centre en el tratamiento de las causas como inhibidor del fenómeno migratorio. Así, encuentra mayor empatía con la candidata demócrata, quien, si bien está de acuerdo en un trato más digno al migrante, por igual se ha pronunciado por establecer un filtro más cerrado para quienes pretendan el cruce fronterizo. Pero en el caso del republicano Trump prácticamente se tendría que actuar bajo coerción ya que, además de criminalizar a los migrantes, abiertamente ha adelantado que si no resolvemos “nuestro problema” con la frontera se encargará de obligarnos mediante la imposición de duros aranceles que nos hagan repensar el esquema mexicano para el abordaje del problema. No sería la primera vez que se tenga que echar mano de militares para ello.

Discrepancias

Aparejado en muchos puntos de contacto con el anterior problema mencionado encontramos también lo concerniente al narcotráfico y el crimen organizado. Ya la presidenta de México ha dejado claro que se apuesta por un esquema integral de tratamiento, donde mucha relevancia adquieren las causas de raíz para el fenómeno delictivo, como la pobreza y la falta de oportunidades. Pero no hay que perder de vista que dentro del propio plan de Sheinbaum también se ha apostado por un fortalecimiento que propicia fortaleza de la Guardia Nacional. ¿Cómo funcionará este esquema?, de nuevo dependerá de quién tengamos enfrente para ello; a una Kamala Harris más conciliadora, quien visualiza problemas compartidos, o a un Donald Trump que amenazante considera que tenemos un desastre que hay que arrasar de raíz.

Kamala ha reconocido que el problema es complejo; sabe y ha dejado constancia de que en su eventual actuar como presidenta de Estados Unidos pondría énfasis en programas para la reducción del consumo de estupefacientes. Sin embargo, en el otro polo, Trump proclama con soberbia que arrasaría militarmente a los cárteles de la droga mexicanos. Lo anterior pasando por alto la soberanía nacional y los tratados correspondientes. Así que este punto, donde se llega a una cima en la producción y consumo de fentanilo, también existirá la mayor discrepancia y los riesgos de lesiones irreparables se encuentran latentes.

Pero la presión en el campo económico comercial tampoco se debe considerar como menor. Estamos en la víspera de una revisión integral del TMEC, instrumento que con altibajos pero ha representado el principal motor de intercambio y desarrollo para México, Estados Unidos y Canadá. En todos los foros Sheinbaum lo ha definido como un pilar para el desarrollo económico del país y, por tanto, ha expresado su convencimiento para que las tres naciones involucradas sigamos en la ruta del desarrollo mediante oportunidades al amparo del tratado. Trump plantea una incógnita en este rubro; ha dicho que México se aprovecha e incluso asoma su posible retiro.

Duros retos en el horizonte. ¿Estamos listos?