Las lágrimas son la tinta del corazón.
Acción Poética San Miguel
Aunque hay una pequeña controversia acerca de quién inventó las primeras escrituras, muchos expertos afirman que fueron los sumerios por el año 3,500 a.C. Ellos usaban palos triangulares para escribir en unas pequeñas tablas de arcilla que luego metían en unos hornos.
Fueron los egipcios los que empezaron a usar la pluma en los famosos papiros. Las más comunes eran de ganso y las más caras de cisne. Cuando tenían que hacer líneas finas usaban las plumas de cuervo y las preferidas eran las cinco plumas del ala del ave.
Aunque no se sabe cuándo aparecieron, se ha descubierto que parte de los rollos del Mar Muerto fueron escritas con pluma en el siglo II a.C.
Ya para el siglo VII San Isidoro de Sevilla las menciona en sus escritos y se cree que estas comenzaron a difundirse como un método popular mejor que los cálamos (es la parte inferior de la pluma de un ave, hueca y dura, por donde va inserta la piel).
Los aztecas usaban las plumas como un objeto ornamental y de posición social, ideológica y política. Se distribuían desde el área del norte hasta Tenochtitlán y nunca se usaron para escribir.
La técnica de incorporar un pequeño depósito de tinta en un utensilio es muy antigua. Fue el califa del Magreb el primero en tener una pluma con un recipiente de tinta. Aunque hubo otros tipos de plumas a partir del siglo XVII, fue hasta 1826 cuando Petrache Poenaru patentó la primera pluma estilográfica, desarrollada con una gran pluma de cisne.
En 1888 John J. Loud hizo el primer diseño de lo que conocemos hoy como una pluma. Él puso una bola en un tubo para poder marcar las líneas en las pieles que curtía.
Ya para la década de 1940, el húngaro nacionalizado argentino Lászlo Biró patentó en Argentina el diseño de lo que conocemos como bolígrafo. Lo hizo para que los zurdos dejaran de embarrar la pintura en el papel. En este país la pluma es conocida como “birome”, que no es otra cosa que el acrónimo de Biró y Meyne.
El primer birome era de plástico transparente con una sesión hexagonal, lo que le daba un mejor agarre para escribir. La bola es de tungsteno. Según una patente sueca, las bolas del bolígrafo eran de acero inoxidable y su fabricación se hacía con técnicas parecidas a las que se utilizaban para hacer los relojes suizos.
En los años posteriores la empresa Bic comenzó a renovar el diseño de Biró e inventó su icónico bolígrafo bajo la marca Bic. Hoy esta pluma se sigue produciendo. Estos instrumentos están diseñados ergonómicamente para la comodidad al momento de escribir y no hay ninguna empresa que haya logrado superar este diseño, no solo porque funciona a la perfección, sino que además es de fácil distribución y con un costo realmente barato. La fábrica de Bic, en Tarragona, produce 14 millones de bolígrafos al día desde 1964. También hacen los famosos encendedores Bic.
Según el INEGI se vendieron en México 335.8 millones de bolígrafos en 2022. La tinta del artilugio puede escribir una distancia de más de dos kilómetros. Hay una pluma de cuatro colores que creó Marcel Bich en 1970. Este diseño, como el de la pluma Bic, se ha mantenido prácticamente igual desde sus orígenes. Lo curioso del caso es que la pluma Bic, un invento del siglo XX, es un instrumento cada vez en menos uso. ¿No creen?
Culpable
La demarcación quedó vacía el fin de semana, pues era Semana Santa, época en que la violencia bajaba considerablemente. ¿Sería porque los asesinos, rateros y maleantes eran cristianos y, sobre todo, guadalupanos?
El caso es que no había nadie en la oficina. Al regresar de un fin de semana largo encontraron un cuerpo con dos plumas encajadas en cada una de las cuencas de los ojos y una más en la carótida. Al pobre sujeto, de nombre Manuel Garza, el Meme, lo encontraron en uno de los separos.
Al principio no sabían qué hacer. Cuando Tris llegó y vio las plumas clavadas en el pobre Meme supo quién era el asesino. Uno de sus compañeros dijo que el único que usaba esas plumas era el director del MP. Pero era evidente que él no había sido porque se había ido de vacaciones con su familia el lunes y este crimen ocurrió el sábado.
La gente de ahí le echó la culpa, pero Tris los desmintió y desenmascaró al verdadero culpable. Era el otro MP, de nombre Héctor Ortega, quien se quería quedar con el puesto del director y confesó cuando Tris le presionó la pistola en el culo. Sabía que Tristán no se andaba con pendejadas.