La quija o Ouija es una tabla que ha despertado curiosidad, temor y controversia a lo largo de los años. Su nombre proviene de la unión de las palabras oui (sí en francés) y ja (sí en alemán), lo que refleja su propósito: comunicarse con el más allá y obtener respuestas. A pesar de su apariencia simple —una tabla con letras del abecedario, números del cero al nueve, y las palabras “sí”, “no” y “adiós”—, la ouija ha sido protagonista de historias misteriosas, leyendas urbanas y estudios paranormales.
La historia moderna de la Ouija comienza en el siglo XIX, durante una época en la que el espiritismo estaba en auge. En 1848, las hermanas Fox, en Nueva York, afirmaron poder comunicarse con los espíritus mediante golpes y sonidos. Esto dio inicio a un movimiento espiritualista que se extendió rápidamente en Estados Unidos y Europa. Muchas personas comenzaron a buscar formas de contactar a seres del más allá, y surgieron diversos métodos de comunicación, incluyendo las mesas giratorias, escritura automática y, más tarde, la tabla Ouija.
La Ouija como la conocemos hoy fue patentada en 1891 por Elijah Bond, un abogado y empresario estadunidense. Pronto fue comercializada por la empresa Kennard Novelty Company como un juego de salón. Se vendía como una forma divertida y misteriosa de entretenerse, sin que en un principio se asociara necesariamente con lo demoníaco o peligroso. Sin embargo, con el tiempo, especialmente tras la popularización del espiritismo, se fue ganando una reputación más oscura.
En el siglo XX la Ouija se volvió sinónimo de fenómenos paranormales. Muchas personas afirmaban haber tenido experiencias inquietantes: mensajes de espíritus, voces del más allá, posesiones o sucesos inexplicables tras su uso.
A partir de la década de 1970, con la llegada de películas como El Exorcista (1973), la ouija pasó de ser vista como un simple juego a ser considerada una herramienta peligrosa para invocar entidades malignas. En la película la protagonista comienza su descenso hacia la posesión demoníaca después de jugar con una tabla Ouija. Este tipo de representación reforzó el miedo colectivo y la asociación con lo sobrenatural.
Efecto ideomotor
A pesar de las advertencias y el temor que genera, la Ouija sigue siendo usada en todo el mundo, tanto por curiosidad como por convicción. Para algunos es simplemente un juego; para otros, un portal hacia lo desconocido. En muchas culturas y creencias se considera que la Ouija puede abrir puertas a otras dimensiones o planos espirituales, y por eso se recomienda tener precaución al utilizarla.
Desde el punto de vista científico no hay evidencia concluyente de que la Ouija permite contactar espíritus. Lo que sucede, según los estudios, es un fenómeno llamado efecto ideomotor, en el cual las personas mueven el puntero (llamado planchette) de manera inconsciente. El cerebro interpreta pequeños movimientos musculares como ajenos a nuestra voluntad, lo que puede dar la impresión de que “algo más” está moviendo el puntero. Sin embargo, para quienes creen en lo espiritual, este fenómeno no es una explicación suficiente.
En resumen, la Ouija es una tabla que ha acompañado a la humanidad durante más de un siglo, cargada de misterio y significado. Representa, para muchos, el deseo humano de entender lo que hay más allá de la muerte, de comunicarse con lo desconocido y de explorar los límites entre lo natural y lo sobrenatural.
Finalmente, el efecto ideomotor fue descrito por primera vez en el siglo XIX por el médico y sicólogo William B. Carpenter. Él descubrió que nuestras ideas, pensamientos o expectativas pueden provocar pequeñas respuestas físicas sin que tengamos intención consciente de movernos.
Algunos ejemplos comunes del efecto ideomotor son: Cuando estás concentrado pensando en una canción y comienzas a mover los dedos como si estuvieras tocando un instrumento sin darte cuenta. En hipnosis, cuando alguien responde a una sugestión sin ser consciente de que está moviendo su cuerpo.
¿A ti te ha pasado algo así?