LA DOÑA

Sergio Pérezgrovas
Columnas
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El pintor tiene el Universo en su mente y en sus manos.
Leonardo da Vinci

Nunca fue secreto que Diego Rivera estaba enamorado de María Felix. Al Sapo, como le decían algunos detractores, le encantaba subirse al guayabo constantemente (era muy caliente). Es más, la misma Frida Kahlo, siendo esposa del pintor, le mandó una carta a María pidiendo que se casara con su marido (o sea que sí eran bien promiscuos todos).

En varias ocasiones María Félix dijo a los medios que solía comer, cenar y quedarse a dormir en casa de artistas, que esto era de lo más normal. En realidad, lo que Diego quería era tronarle sus huesitos (al igual que Frida, quien según dicen también estaba enamorada de María), cosa que según afirmaba la actriz nunca ocurrió. Yo creo que sí hicieron cochinadas los tres juntos.

Fue tanto el acoso de Diego que llegó a pintarla en varias ocasiones. La pintura más famosa es Todas mis guerras, donde ella se muestra con un vestido blanco muy vaporoso y transparente. A Félix no le gustó el cuadro porque decía que mostraba sus senos de manera prominente, con un escote en forma de corazón. Así que le pidió a un albañil cubrirlos con pintura blanca.

El cuadro se pintó en 1949 y María se lo vendió a José Álvarez Amézquita quien, con el tiempo, se lo vendió a Juan Gabriel por 15 millones de pesos. A la muerte del Divo de Juárez ese cuadro desapareció.

En 1956, dos años después de la muerte de su esposa, Diego pintó a Silvia Pinal. El arquitecto Manuel Rosen convenció a Silvia para posar. Ella, en un principio, le comentó al arquitecto: “¿Pero de dónde voy a sacar dinero para pagarle? Estás loco”. Con el tiempo logró convencerla.

Diego le dijo a Silvia que quería pintarla desnuda (nada pendejo el viejito). Ella no aceptó. En la pintura final se ve a Pinal parada con un vestido negro con un gran escote y detrás del cuerpo hay un espejo mostrando la espalda de la actriz. Al terminar la obra, Diego le regaló el cuadro. Se dice que ella lo pagó con cuerpomático, aunque eso es puro chisme. Hoy la pintura está valuada en tres millones de dólares.

El cuadro está firmado con fecha de terminación de 13 de noviembre de 1956, aunque Silvia comentó que el creador se tardó tres meses y que las jornadas eran muy pesadas porque exigía estar parada varias horas por sesión.

El montaje

Encontraron en una bodega de la Central de Abasto el famoso cuadro de La Doña, Todas mis guerras, que fuera pintado en 1949 por Diego Rivera. El problema era que junto a la pintura había dos cadáveres con sendos machetazos en el cuello y los brazos.

A primera vista parecía una riña, pero cuando Tris llegó supo que los cuerpos fueron puestos ahí por alguna razón y no era una pelea. Alguien deliberadamente los mató.

Los machetes estaban dispuestos de una manera extraña y Tris se dio cuenta de que era un montaje, ya que uno de los cuerpos tenía el machete del lado izquierdo y el corte del otro cuerpo se hizo con un diestro. Lo extraño es que uno de los cuerpos tenía una nota que decía: “Este cuadro es mío. Me lo regaló Juanga”.

El texto de la nota era inverosímil. Juan Gabriel no le pudo regalar el cuadro al occiso. Se dice que un amigo de su hijo fue quien lo robó, lo trajo a la ciudad y de ahí pasó a la Central de Abasto.

El autor de la muerte era un comerciante de nombre Alejo y Tris, quien no tenía un pelo de pendejo, haciendo una pequeña investigación dio con el verdadero asesino. A Alejo el arte le valía madres, pero a los dos muertitos no, puesto que sabían que era una obra cara. Ellos trabajaban con él en el mercado y le robaron un cargamento de aguacates que valía una lana.

Al tipo le decían La Doña porque además era lilo (o sea, bien puto). Cuando dio con el asesino, Tris lo encerró en una de las bodegas y con un machete que encontró lo destajó como él a sus víctimas. Nadie supo la verdad y Tris, como siempre, salió sin que nadie lo viera.