LA CONTINUIDAD DE LA TRANSFORMACIÓN VA

“La coordinación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo ya operó en el pasado”.

Samuel Rodríguez
Columnas
Poderes Ejecutivo y Legislativo

Hay un punto de confluencia entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum: la continuidad. Quienes pensaron que la construcción del segundo piso de la transformación era solo parte de un discurso comienzan a constatar que ella, con su sello particular, está comprometida con la continuidad del proyecto de nación que comenzó a materializarse en diciembre de 2018.

El añejo sueño de muchos políticos de contar con un proyecto de nación de largo plazo que se materializara a lo largo de varios sexenios es posible, aun bajo la conducción de varios titulares del Poder Ejecutivo. La condición ineludible es respetar el rumbo y dar continuidad a los programas y acciones institucionales.

Con ello se evitará reiniciar un proyecto de país cada seis años, como sucedió durante la larga estadía del PRI en el poder y los doce años en los que el PAN gobernó la nación.

Un programa de largo plazo permitirá constatar si el rumbo elegido es el correcto y en su momento incrementará las posibilidades de lograr un desarrollo económico y social; y en su caso realizar los ajustes necesarios en algunos rubros, como los de salud y educación, por citar algunos.

En el extremo, las grandes obras de impacto social y económico, como el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, tendrán garantizada su continuidad transexenal.

Una condición que durante las administraciones del PRI y del PAN se trató de lograr, pero no se consiguió a pesar de que durante décadas el tricolor mantuvo un férreo control del Legislativo a través de titulares del Poder Ejecutivo que ejercieron un control mayor al que hoy tiene el presidente López Obrador.

Definición

Ello lleva a concluir que la capacidad de coordinación que existe en la actualidad entre los poderes Ejecutivo y Legislativo ya operó en el pasado, cuando se aprobaban leyes y reformas constitucionales de manera rápida y sin cambiarles una coma, incluso con errores y fallas que en su momento obligaron a realizar los ajustes necesarios.

En los años de hegemonía tricolor, hay que recordarlo, se contaba con un acompañamiento por parte no solo de la mayoría de los gobernadores, emanados de las filas del tricolor, sino de los integrantes del máximo tribunal del país, en tanto que los encargados del banco central, hasta antes de que contara con autonomía, estaban supeditados a la voluntad del Ejecutivo.

En consecuencia, debe concluirse que el panorama que hoy se cuestiona prevaleció en el país durante largos años de supremacía del PRI como partido dominante. Ahora por voluntad popular toca el turno a Morena y sus integrantes más destacados de conducir el destino de la nación.

Si acaso el único punto que podría cuestionarse es el relativo a la propuesta de eliminar la figura de los diputados y senadores plurinominales. Sin embargo, al momento es claro, a partir de los resultados del proceso electoral del 2 de junio, que los ciudadanos tienen más que definido el sentido de su voto y la forma en que el mismo incide en la conformación de las cámaras que integran el Congreso de la Unión.

A fin de cuentas, la sociedad en conjunto ha aprendido que mediante su voto tiene la posibilidad de definir qué partido debe conducir el destino del país y en su caso apostar por una opción diferente. Hoy con Sheinbaum como presidenta electa es más que claro que habrá continuidad.

En lo inmediato, tras la realización de la encuesta y los foros relativos a la reforma del Poder Judicial, es evidente que el tema saldrá adelante en el inicio de la próxima Legislatura y a partir de ahí el resto de las iniciativas avanzarán con los ajustes que se consideren necesarios.

Por lo pronto, la atención se centra de manera obligada en la conformación del gabinete legal y ampliado que entrará en funciones el 1 de octubre y la forma en la que se conducirá la continuidad del proyecto de nación planteado.

El papel del hasta ahora presidente como guía e impulsor del proyecto de transformación, a partir del 1 de octubre será ya tema de otra historia que habrá de definirse con el paso del tiempo y el desarrollo de la gestión 2024-2030.