La elección presidencial de Estados Unidos entró en la recta final. Luego de la Convención Nacional Demócrata en Chicago ya solo queda una fecha por anotar en el calendario: el 5 de noviembre, cuando los votantes acudirán a las urnas. Y si bien faltan únicamente 70 días, si algo nos ha demostrado esta contienda es que todo puede pasar.
Pero, ¿cuál fue el verdadero saldo de la coronación de Kamala Harris como la candidata demócrata? Pues si le preguntas a los líderes de su partido dirán que ha sido un verdadero éxito; si no, basta con revisar los más de 540 millones de dólares que han recaudado desde que Joe Biden tiró la toalla o las tres semanas al hilo que Harris ha rebasado a Donald Trump en las encuestas a nivel nacional.
Aunque no podemos olvidar que debido al sistema electoral estadunidense lo que importa son los estados columpio. Y ahí el republicano la supera con un punto en cuatro de las siete entidades que definirán la elección: Arizona, Nevada, Carolina del Norte y Georgia.
Sin embargo, el festival demócrata dejó mucho qué desear en cuanto a políticas concretas, de cualquier tipo. Tanto Harris como su partido dieron algunas pistas de su plataforma electoral, pero se quedaron en eso, en pistas.
Y mientras Harris sigue esperando para trazar su camino, Trump sumó otro apellido famoso a su campaña: Robert F. Kennedy Jr. Y si bien el impacto de Kennedy, hijo del exfiscal general Robert Kennedy y sobrino del expresidente John F. Kennedy, podría ser mínimo, Trump entiende muy bien lo que significa una marca de dinastía familiar.
¿Hasta cuándo?
Por lo pronto, habemus debate. Después de una serie de ambiguos mensajes finalmente se acordó que Harris y Trump tendrán su primer cara a cara en Filadelfia el próximo 10 de septiembre. Claro, a menos de que el republicano cambie de parecer.
Mientras, sus compañeros de fórmulas, el gobernador de Minnesota Tim Walz y el senador por Ohio J. D. Vance, pactaron enfrentarse el 1 de octubre.
Por ello, es un hecho que Harris ya no podrá seguir huyendo de las interrogantes sobre sus posturas políticas y Trump lo sabe. La mayoría de los estadunidenses aún no conocen bien a Harris. Quieren ver más. La elección sigue siendo reñida, lo que significa que tendrá que convencer a los independientes. Y el peor error que pueden cometer los demócratas es pensar que todos los votantes que se oponen a Trump están en la bolsa. Tarde o temprano, acabará la luna de miel.
El desafío que enfrenta Harris es mantener el impulso de las últimas cinco semanas durante otras diez. Pero el conjunto de circunstancias que la catapultó a la boleta de su partido hace que la complacencia sea una tentación. No enfrentó ninguna votación primaria, lo que significa que prácticamente representa un libro en blanco. La pregunta es: ¿hasta cuándo?
En los últimos momentos de su discurso de aceptación en la Convención Nacional Demócrata en Chicago, Harris dijo: “Somos los herederos de la mayor democracia de la historia del mundo” y aunque la epidemia de erosión democrática que recorre todos los rincones del planeta no excluye a Estados Unidos, la vicepresidenta quizás haya dado la expresión más plena del excepcionalismo estadunidense en mucho tiempo.