JUSTICIA RESTAURATIVA: EL CASO DE LOS MIGRANTES MUERTOS EN JUÁREZ

Tomás Caparroso
Columnas
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Para resolver un acto criminal derivado de un delito de manera que las víctimas, los delincuentes y la comunidad se unan para solucionar un conflicto que provoca el sufrimiento de la víctima y daños a la comunidad se puede recurrir a la justicia restaurativa.

Si bien es cierto que en muchos países es útil para resolver conflictos menores, la justicia restaurativa —que incluye la solución directa a un conflicto entre personas— mostró hacia el final de las guerras mundiales que también brinda un aprendizaje sobre la situación sufrida como alternativa real a la criminalidad.

La noción de justicia restaurativa nació en 1977, cuando acuñó el término el estadunidense Albert Eglash.

Con base en la religión, la ley y planteada desde la perspectiva de la justicia centrada en la reforma personal, Eglash distinguió tres tipos de justicia criminal: retributiva, distributiva y restaurativa.

La carta de la ONU de 1948 señala en su artículo 13 que todos los hombres del mundo deben tener libertad de caminar y moverse de un lado a otro, pero más de 50 años después seguimos con problemas de estigmatización hacia quienes se desplazan de un país a otro.

¿Dónde falla la mediación? En todos lados, porque nadie debe condicionar y señalar a la gente.

Los delitos derivados de lo ocurrido en la estación migratoria de Ciudad Juárez todavía son susceptibles de repararse con justicia restaurativa. La violación a los derechos humanos lesiona a las víctimas y a las comunidades en más de un sentido, pero sobre todo el sentido de confianza se pierde cuando un crimen se comete ante la sociedad de forma reiterada y trae además como consecuencia la división del tejido social, división que se da entre amigos, familiares vecinos y comunidades.

Premisa

Lo sucedido en Juárez requiere de una gran empatía y solidaridad para tratar de gestionar y emparejar las emociones de las personas involucradas en este tema, que no son solo autoridades culpables o los migrantes que discutían y peleaban: como sociedad debemos entender que vivimos momentos muy críticos y situaciones como esta generan grandes divisiones sociales porque nadie puede sentirse en paz con hechos de esta magnitud.

La mediación como parte de la justicia restaurativa es muy compleja porque se da en una situación en la que no solo se ha dañado a una persona, o a un grupo de personas, sino a todo un país. En este caso México resulta un lugar incierto cuando tienen lugar este tipo de acontecimientos que lo perjudican.

Para poder resolver este tipo de situaciones debe existir una gran voluntad de todas las partes involucradas. Los migrantes son los directamente lesionados en su integridad, su vida y las de sus familias, pero sus países de origen también están estrechamente vinculados al no haber creado la mínima posibilidad de mediar para ofrecerles un empleo y una vida digna.

Están por otro lado las autoridades de la estación migratoria de Ciudad Juárez —y no hablo solo de las directamente involucradas, sino además de aquellas cuya función es asegurarse de que este tipo de recintos funcione adecuadamente—, que deben ser sancionadas, sin perjuicio de que también se aplique la mediación y la justicia restaurativa en favor de los damnificados de este terrible acontecimiento, ya que ningún país quiere mediar y la situación se limita a que sus naciones de origen los obligan a emigrar a otras, como Estados Unidos, sin tener en cuenta las condiciones en que lo hacen.

Para Nelson Mandela, primer presidente que logró a través de la mediación limar las asperezas y las profundas divisiones raciales entre los sudafricanos incluyéndolos en un proyecto de nación común, la primera premisa era estar dispuesto a perder para ganar algo: ganar que la gente se quedara en Sudáfrica y no huyera a otros países.

El gobierno necesita mediadores urgentes en materia migratoria para tratar de restituir una confianza que se logra con una actitud respetuosa en busca de frenar la ruptura del tejido social entre mexicanos y migrantes, lo cual requiere de un gran esfuerzo y humildad para reconocer los errores, sobre todo los cometidos por parte de los gobiernos hacia los migrantes, las familias y los deudos.

Se requiere de un cúmulo grande de mediadores para ayudar a todos aquellos que buscan un mejor futuro. No basta con sorprendernos con lo acontecido: corrijamos de inmediato por el bien de la nación, de los migrantes, de todos.