JÓVEN FÍSICO ENALTECE A MÉXICO EN EL MUNDO

Claudia Ivett García
Columnas
MÉXICO FÍSICO

Javier López Espinosa, un joven estudiante de 17 años apasionado por la Física, logró formar parte de una experiencia única que sin duda millones de jóvenes en todo el mundo desearían experimentar: fue el único mexicano seleccionado entre 650 aspirantes provenientes de 80 países para conocer la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés), con sede en Ginebra, Suiza.

¿Por qué los físicos de todo el mundo sueñan con ir al CERN? Porque ahí se encuentra el Gran Colisionador de Hadrones, el mayor acelerador de partículas del planeta. Dicho de otra manera, se trata de la máquina más grande que la humanidad haya construido jamás.

¿Cómo es que Javier consiguió este importante logro? “No soy ningún tipo de erudito, soy un chavo al que le gusta la ciencia. La mayoría de mis pasatiempos están relacionados con la ciencia, con aprender, con conocer”, relata.

Dice que “30 personas de distintos países son seleccionadas para ir a un viaje todo pagado una semana al CERN en Suiza. Conocer sus instalaciones, realizar algunos experimentos, hablar con los expertos. Apliqué con mis amigos y fui el seleccionado de México. La gran mayoría eran de Europa; de hecho, solo éramos cuatro personas del continente americano: dos estadunidenses, un brasileño y yo”.

Se trata de un campamento científico que atrae a los perfiles más destacados a nivel mundial. “Durante este campamento visitamos los diferentes lugares de interés del CERN, vimos algunos de los aceleradores, la fábrica de antimateria; eso fue increíble porque es una máquina diseñada para desentrañar la existencia por sí misma. Nos tocó ver uno de los detectores del Gran Colisionador de Hadrones que se llama CMS, que permite en su interior recrear y detectar las condiciones similares al Big Bang. ¡Eso fue increíble!”

Panorama

¿Cuáles eran los perfiles de los jóvenes que asistieron a este importante evento internacional? “Conocí a una chica de India que trabaja en poesía; a un chico de Suecia que trabaja en proyectos económicos para su país; un estadunidense que trabaja con electrónica a nivel creo que cuántico, casi casi; una francesa muy buena onda que se volvió probablemente mi mejor amiga del curso… A todo tipo de nacionalidades. Y honesta y sorprendentemente a todo tipo de entornos”, recuerda Javier.

¿En qué trabaja este joven mexicano actualmente? “Mi proyecto específico ahorita es una investigación hacia usar imanes permanentes para desviar la radiación solar en el viaje espacial. La radiación es una partícula que tiene una carga electromagnética en muchos de los casos, con suficientes imanes puedes mover lo que tú quieras”.

López Espinosa sueña con aportar su talento a México y al mundo como otros físicos mexicanos. “Tengo muchísimos ídolos mexicanos: Cristóbal Miguel García Jaimes, conocido como el chico partícula (quien a sus 19 años saltó a la fama por crear el acelerador de partículas más barato del mundo), y Miguel Alcubierre Moya son como mentores espirituales para mí. Y veo en México un hervidero de potencial. México probablemente no se estará uniendo a la carrera especial, probablemente no se va a unir a la carrera de aceleradores de partículas, pero creo que en lo que podemos contribuir es con personas, con talento, con ganas de aprender, mentalidades”.

¿Cuál es el panorama que vislumbra este destacado joven respecto del futuro científico en México? “A lo que le temo es que, sobre todo en los países de Latinoamérica, especialmente en México, la ciencia está regresando al pasado, está convirtiéndose en algo que haces cuando tienes un hobby o cuando tienes tanto dinero que puedes elegir hacerlo sin que te paguen. Y eso no solo se refleja en la actitud hacia la ciencia de todos, es decir, ya casi nadie quiere dedicarse a la investigación porque no pagan bien; eso hace que el mercado en general no se oriente hacia un país que quiera investigar, que quiera contribuir. Y es un círculo vicioso”.

¿Cuál es el reto para el futuro de la ciencia en México? “Sobre todo, que fomentemos a las grandes mentes no con becas prohibitivas, no con cancelar programas de estudio de intercambio y muchísimo menos castigar el tratar de estudiar o de trabajar, sino que fomentemos un ambiente que nos permita, hablando por mí y por muchas personas, imaginarnos una vida científica en México, donde no tengamos que preocuparnos a fin de mes”, concluye.

Aquí daremos seguimiento a historias de éxito que inspiren a otros mexicanos a salir adelante en función de un mejor país.