Imagina una ciudad donde cada banqueta es analizada minuciosamente por un explorador incansable. Ese explorador es Itzamná, el ingenioso vehículo inteligente concebido en el corazón del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Con la Inteligencia Artificial (IA) como cerebro y sensores de última generación como ojos, este prototipo eléctrico, fruto de la colaboración entre el IPN y prestigiosas instituciones como la francesa ISblue y la canadiense ULaval, recorre el entramado urbano en busca de las trampas ocultas que amenazan la seguridad peatonal: desde desniveles que hacen tropezar hasta la ausencia de rampas que limitan la movilidad.
Su misión, inspirada en Itzamná, dios maya de la sabiduría, es clara: generar un mapa de riesgos detallado que empodere a las autoridades a construir banquetas más seguras e inclusivas para todos, especialmente para aquellos que más lo necesitan.
El nacimiento de Itzamná no fue un acto de magia, sino el resultado del arduo trabajo de estudiantes politécnicos que vieron en este proyecto su pasaporte al nivel licenciatura. Alexandro Ruiz, estudiante de la Maestría en Cómputo Móvil, lideró la configuración del intrincado hardware del prototipo, integrando acelerómetros, giroscopio, GPS, sensores, baterías y cámaras.
Estos componentes, cuidadosamente ensamblados, son los ojos y oídos de Itzamná, capturando los datos esenciales para el mapeo de las banquetas. Las pruebas iniciales, realizadas en la Unidad Profesional Adolfo López Mateos, en Zacatenco, fueron cruciales para calibrar y afinar cada sistema, asegurando la precisión y fiabilidad del vehículo inteligente.
Analista urbano
La génesis de Itzamná revela una comprensión profunda del potencial transformador de la IA en la planificación urbana. Tal como lo subraya el joven ingeniero Ruíz, la IA no es meramente un componente tecnológico del prototipo, sino el motor que impulsa una descripción automatizada y exhaustiva del entorno peatonal. Al analizar la morfología de las banquetas y discernir los diversos grados de riesgo que presentan para distintos grupos poblacionales, Itzamná trasciende la mera detección de obstáculos.
Su IA se erige como un analista urbano incansable, capaz de procesar información a una velocidad y con una precisión inalcanzables para el ojo humano. Esta automatización, como bien señala Ruíz, no solo optimiza los costos y reduce el desgaste inherente al análisis manual, sino que también eleva la fiabilidad de la información recopilada, sentando las bases para una comprensión más objetiva y detallada de los desafíos de accesibilidad en nuestras ciudades.
La concepción de Itzamná no surge de un vacío intelectual sino de una aguda observación de las vulnerabilidades inherentes al entorno urbano contemporáneo. Ruíz señala con precisión una realidad ineludible: las banquetas peatonales en mal estado representan un foco de riesgo significativo, especialmente para los adultos mayores, las personas con debilidad visual y aquellos con limitaciones motrices.
Esta constatación, lejos de ser una mera anécdota, se erige como el catalizador principal de su inventiva. Ruíz articula cómo estas problemáticas cotidianas, palpables para los estudiantes y la ciudadanía en general, se convierten en un terreno fértil para la aplicación del ingenio y el conocimiento adquirido. Es en la identificación de estos desafíos donde germinan los proyectos académicos terminales y los desarrollos tecnológicos como Itzamná, evidenciando un compromiso profundo por traducir la teoría en soluciones prácticas para el bienestar colectivo.
Desafíos demográficos
Más allá de la respuesta directa a las deficiencias de la infraestructura local, la motivación de Ruíz se inscribe en una visión global y prospectiva. Reconoce una tendencia palpable en las principales universidades del mundo: la inquietud por generar innovaciones tecnológicas que impacten positivamente la calidad de vida en los entornos urbanos. Esta aspiración por alinear el desarrollo tecnológico nacional con las preocupaciones internacionales subraya una conciencia de los desafíos demográficos futuros.
La referencia a estudios que proyectan un aumento significativo de la población adulta mayor en la Ciudad de México para 2050 refuerza la urgencia de la acción. Para Ruíz, Itzamná se presenta como una herramienta crucial para la recopilación de datos esenciales, un paso fundamental para preparar la ciudad ante este inminente cambio demográfico y construir un futuro urbano más inclusivo y adaptable a las necesidades de una población envejecida.
Obstáculos contra la discapacidad
En la Ciudad de México (CDMX), cerca de 800 mil personas, que representan 8% de la población, viven con alguna discapacidad.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) clasifica a esta población según el tipo de afectación con la cual vive. Del total de capitalinos con alguna discapacidad, 41% tiene que ver con su capacidad motriz, seguido de 26.4% cuyo problema es visual, 14.3% es de carácter auditivo, y 10.6% está relacionado con dificultad para recordar.
En conclusión, 67% de las personas, es decir, 560 mil, con discapacidad motriz y visual en la CDMX enfrentan banquetas deformes o sin infraestructura (rampas).