Siempre he dicho que los jugadores mexicanos necesitan desarrollarse en escenarios complejos, tal y como sucedió en la última gira con selección mayor ante el Inter de Porto Alegre, en Brasil, y contra River Plate en el Monumental de Buenos Aires, Argentina. Esos son los escenarios donde se ve si los futbolistas tienen patas para gallo o no.
Al final se cosechó una victoria y una triste derrota. El tropiezo fue contra River, equipo que se encargó de exhibir en todo sentido deportivo al combinado nacional mexicano. Y qué bueno que fue así, porque justo noté en las conclusiones de Javier Aguirre que ya sabe qué elementos cuentan con esa capacidad para representar al país.
De los 23 jugadores juveniles o poco habituales que fueron convocados para ser parte de esta gira en Sudamérica yo únicamente rescato a cuatro: Guillermo Martínez, Erik Lira, Jorge Ruvalcaba y Efraín Álvarez; de ahí en fuera, ninguna buena novedad.
Pero estas son las formas en las que se debe de dar el cambio generacional. Con exámenes fuera de lo habitual (partidos moleros en Estados Unidos), con estadios llenos de hostilidad. Es ahí, en ese tipo de ecosistemas, donde se debe comenzar a trabajar a las futuras generaciones de selección mexicana mayor.
Y ojo, sé que esos partidos contra Inter de Porto Alegre y River Plate fueron parte del negocio que rodea a la selección mexicana y no de una estrategia o plan de desarrollo de quienes orquestan, o sea, los de pantalón largo.
Para mí está clarísimo que hoy el futbol mexicano atraviesa, desde la parte dirigencial, por una severa crisis, lo que me lleva a pensar que no se repetirán exámenes como los que se tuvieron en Sudamérica.
Al final todo deja una lección y creo que esta vez quedó más que nunca en evidencia que a nuestro futbol no le sobra el talento y que rumbo al Mundial 2026 las cosas en realidad no andan bien; y no creo que cambien mucho.
Así arrancó 2025 para la selección mexicana mayor.
Por cierto…
Hablando del próximo Mundial, he tenido algo de evidencia respecto de la remodelación de la cancha del Estadio Azteca para 2026 y veo las cosas bastante lentas.
No sé si va a quedar en condiciones para tan magno evento, pero las obras sí dejan sensaciones de que finalmente van a tener que entregar al vapor, sin cumplir 100% con los objetivos.
Ojalá me equivoque y veamos un Estadio Azteca digno en todo sentido. Que por dentro y por fuera signifique una obra de alta calidad.
Lo veo difícil, pero insisto, ojalá me equivoque.