La reelección de Rosario Piedra Ibarra se sobredimensionó por parte de la oposición, cuyos actores, desde su débil posición, trataron de imponer su criterio y discurso. Pero al fracasar en su propósito recurrieron al trillado y desgastado argumento de que la elección debía entenderse como una imposición orquestada por Andrés Manuel López Obrador, quien por cierto, fiel a su palabra, ha permanecido al margen de toda actividad pública, sin hacer declaración o aparición alguna.
Sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo decidió dar un paso al frente para desmentir esa versión y recordar que la elección de Piedra para que permanezca al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) fue orquestada y definida en el Senado, en uso de las facultades y autonomía de las que gozan los integrantes de la cámara alta.
De cara a la nación, rechazó que tras la reelección de Piedra como presidenta de la CNDH esté López Obrador y pidió respeto tanto a la decisión del Senado como para la representante social reelecta.
E ironizó: “Ahora resulta que, desde Palenque, López Obrador está dictándole a los senadores y senadoras quién va a ser la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Ya se retiró de la vida pública, está escribiendo su libro, está en otras tareas de la transformación, ¿ustedes creen de veras que le interese desde Palenque estar pensando quién va a ser la presidenta de la CNDH?”
A quienes insisten en difundir la especie de que López Obrador decide lo que pasa en el país les salió el tiro por la culata.
Es evidente que lo que buscan es confundir a la opinión pública mediante expresiones que carecen de un sustento real. No terminan de aceptar que el destino del país, en este momento y bajo las actuales circunstancias, está en manos de Sheinbaum, quien está enfocada en la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación, que va más allá de ser un proyecto sexenal, ya que se trata de un proyecto de nación de largo plazo y alcance.
Apariencias
Al margen, quienes trataron de cuestionar la elección de Piedra no comprendieron que las expresiones críticas al interior de Morena y sus partidos aliados son aceptadas y válidas, pero llegado el momento de sacar adelante los temas se imponen la disciplina y la unidad que prevalecen en el movimiento fundado, eso sí, por López Obrador.
De ahí que no hayan sido capaces de asimilar a tiempo la expresión de Adán Augusto López, quien desde su posición como coordinador de la bancada de Morena anticipó el número de votos con los que sacarían adelante la designación.
Se dejaron llevar por las apariencias y trataron de sacar raja política de expresiones críticas, que además de ser válidas permiten apreciar que al interior de Morena e incluso en sus partidos aliados pueden existir puntos de vista opuestos, pero llegado el momento de los consensos y la unidad se impone la determinación de la mayoría o el bien común.
Quien haya querido ver en el proceso de elección del titular de la CNDH una confrontación o una lucha de fuerzas entre Sheinbaum apoyando a Nashieli Ramírez Hernández y López Obrador inclinando la balanza a favor de Rosario Piedra se equivocó, porque es claro que el proceso por completo quedó en manos del Senado, cuyos integrantes son los únicos responsables del resultado.
En el fondo lo evidente es que el discurso de la intromisión, más temprano que tarde, como consecuencia de los hechos, dejará de ser útil para la oposición, cuyos integrantes no terminan de asimilar su verdadero peso político.
Durante los casi dos meses que van de la gestión de Claudia Sheinbaum como presidenta lo que está a la vista es el ejercicio de un gobierno independiente, que cuenta con un sello propio y es parte de un proyecto político de largo alcance que evidentemente va más allá de 2030.