En los últimos años el papel de las mujeres en la política mexicana ha ganado una relevancia indiscutible. Esto no ha sido casualidad, sino el resultado de un esfuerzo colectivo y de una lucha incansable por la igualdad. Vivimos en la era de la #IgualdadDeGénero.
La reforma constitucional de 2019 marcó un punto de inflexión histórico al consagrar la paridad de género como un derecho en todos los espacios de toma de decisiones. Después de décadas de lucha se garantizó en nuestra Constitución que 50% de los cargos en los tres poderes del Estado estuvieran ocupados por mujeres. Esta garantía incluye también a los organismos autónomos y las candidaturas políticas.
Lograr esta participación paritaria ha sido un hito, pero ahora el reto es convertir esta paridad en una realidad efectiva y palpable. Estamos en el proceso de entender cómo construir y mantener una política incluyente.
Un paso importante hacia este objetivo fue la aprobación en 2014 de una ley que obliga a los partidos políticos a destinar 3% de su financiamiento público a la capacitación y desarrollo de liderazgo para mujeres. Aunque este porcentaje es un piso mínimo, la aplicación de esta normativa es crucial para asegurar que las mujeres tengan las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la política moderna.
Tareas pendientes
A pesar de los avances, aún hay mucho por hacer. Aunque las mujeres han ganado terreno, persisten barreras que deben ser derribadas. Un ejemplo de ello es la necesidad de continuar trabajando en leyes que protejan los derechos de las mujeres y que garanticen una vida libre de violencia.
Las mujeres en la política, desde militantes hasta legisladoras y funcionarias públicas, enfrentan desafíos que van más allá de la paridad numérica. Es fundamental seguir avanzando en temas como la salud, la educación, la inclusión y, sobre todo, en los derechos políticos.
Promover la igualdad en el ámbito político no solo es un beneficio para las mujeres, sino para toda la sociedad. Al fortalecer nuestra democracia con una representación equitativa, se fomenta una cultura más justa e inclusiva.
Conclusión
La verdadera inclusión de las mujeres en la política mexicana requiere un esfuerzo continuo y decidido. Este esfuerzo no solo beneficiará a las mujeres, sino que fortalecerá a nuestro país en su conjunto, asegurando una representación justa en todos los niveles de gobierno. Es imperativo seguir trabajando por un México donde la igualdad sea una realidad en cada rincón de la política.