HONORATO DE BALZAC

Sergio Pérezgrovas
Columnas
HONORATO DE BALZAC

Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir.

Honorato de Balzac

Tours, en Francia, fue el lugar donde Honorato de Balzac nació el 20 de mayo de 1799. Es el representante de la famosa novela realista del siglo XIX: en sus cuentos y novelas hace unos retratos muy exactos de la sociedad francesa de esos años, mediante una disección a fondo y estudiando la manera de ser y pensar de sus personajes, que a la vez son polifacéticos, moralmente ambiguos y plenamente humanos.

Es, pues, uno de los grandes escritores, reconocido a nivel mundial, además de que gracias a su pluma la mayoría de los objetos inanimados en la ciudad de París cobran vida.

Fue una gran influencia para escritores de la talla de Émile Zola y su obra más conocida, Nana; Charles Dickens y su Cuento de Navidad; Gustave Flaubert y su novela Madame Bovary; y Marcel Proust con la obra En busca del tiempo perdido (compuesta en siete partes entre 1913 y 1927).

Por supuesto, también ha influido en cineastas como Francois Truffaut con el cine de autor y sus películas con base en La comedia humana, la obra más conocida de Honorato.

Esta que es fundamental en la escritura de Balzac contiene una infinidad de novelas y cuentos. Él a manera de broma decía que sería la más extensa, que además le haría la competencia al registro civil; y casi lo logra.

Se ha investigado a fondo la vida de este gran escritor, quien trabajaba hasta 16 horas diarias. Muy a menudo hacía novelas de poca calidad, que firmaba con seudónimos; y de otras tantas vendía los textos a otros autores y no le importaba que su nombre no fuera reconocido.

Era un gastador compulsivo y muy a menudo tiraba el dinero que no tenía. Su padre poseía una pequeña fortuna que Honorato dilapidó en malos negocios, por lo que toda su vida se la pasó endeudado. El primer mal negocio llegó cuando se le ocurrió editar en un solo volumen las obras completas de Molière y La Fontaine. Balzac pensó que la clase media no tenía ni espacio ni dinero para guardar todos esos libros. Financió la idea casi en su totalidad, ya que sus socios se desanimaron y lo abandonaron. La obra resultó muy chica y de mala calidad, con ilustraciones pésimas. Intentó venderla en 20 francos, que para la época era carísimo. De una edición de dos mil volúmenes, con un costo aproximado de 50 mil francos, que además no tenía, logró colocar solo 20 libros. El costo por libro fue de 13 francos, pero como no los vendió optó por darle todo el lote a otro editor y la pieza se vendió en cinco francos. El editor no le pagó en metálico sino en especie, con unos manuales de ínfima calidad.

Para Balzac resultó paradójico, ya que por tratar de recuperar algo de dinero acabó con una serie de libros menos vendibles. O sea que era un reverendo pendejo para los negocios. Como editor no dio una, como escritor hizo casi lo imposible al escribir tanto y tan distinto. Esta enfermedad se conoce como hipergrafía, que es la necesidad de escribir compulsivamente.

En La comedia humana hay más de 700 personajes que muchas veces se entremezclan, lo que hace la lectura fascinante, una obra imperdible para los bibliófilos. Varios de sus cuentos y novelas se han llevado a la pantalla grande.

Para 1850 Balzac, enfermo y sin dinero, se casó con la condesa Hanska y se fueron a vivir a un castillo a las afueras de Francia, pero el gusto no le duró mucho, ya que cinco meses después de su matrimonio murió de gangrena. Su íntimo amigo Víctor Hugo dijo en su funeral en el cementerio de Père-Lachaise en París unas palabras en su honor: “A partir de ahora los ojos de los hombres se volverán a mirar a los rostros, no de aquellos que han gobernado, sino de aquellos que han pensado”.

La comedia humana

Encontraron el cuerpo con dos balazos, uno en el abdomen y otro en el pulmón izquierdo, tirado en una gran biblioteca allá por El Pedregal, en la calle de Fuego. Llamaron a Tristán, quien alcanzó a ver que el occiso tenía en una mano un volumen de La comedia humana y en la otra un plumón rojo.

Al acercarse vio que en el texto estaba el nombre Félix Grandet, pero solo la palabra Félix estaba subrayada con rojo. Fue a una librería y compró la obra; la leyó con detenimiento y dedujo que alguien quería quedarse con la gran fortuna que poseía el muerto. Después se enteró de que su sobrino se llamaba Félix y que el padre de este poco antes se había suicidado y dejado un gran vacío en las arcas de la familia. Supo dónde encontrarlo; consiguió desarmarlo, pues Félix le apuntó con la misma pistola que mató al tío. Tris hizo lo mismo. Nadie vio nada. Otro caso sin resolver para la policía.