Desde nuestro país la percepción generalizada del gobierno y decisiones del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se encuentran centradas en los aspectos comerciales, sobre todo, la amenazante aplicación de aranceles, la migración (deportaciones) y los asuntos de seguridad binacional. Sin embargo, en el contexto de las relaciones y los negativos efectos que están teniendo decisiones internas y externas del gobernante deben ser objeto de valoración y análisis, pues también pueden ser oportunidades para diversas naciones, organismos multilaterales, empresas, entre otros actores.
La carta pública firmada en la anterior semana por más de 200 científicas y científicos, especialistas en educación, entre otras áreas, alertaron sobre la insólita decisión del presidente Trump de desaparecer el Departamento de Educación, para que cada estado y familia, según él, determine el contenido y orientación en la formación escolar de sus hijos.
La misma misiva, ampliamente difundida en los medios de ese país, también alerta sobre los formidables rezagos que va a generar en el desarrollo de las ciencias y la tecnología, propiciando los consecuentes efectos negativos en campos como la medicina, salud, biología, entre otras sustanciales áreas del conocimiento humano.
Un primer e impactante efecto internacional fue el lanzamiento formal de parte del gobierno del Reino Unido de atractivas ofertas de trabajo. Ante la inminente pérdida de plazas y apoyos para sus actividades, las autoridades británicas dieron a conocer condiciones apropiadas para la manutención a los científicos y especialistas estadunidenses que deseen mudarse, para continuar con sus investigaciones, estudios y demás actividades encaminadas a profundizar el conocimiento.
Los costos para la formación de especialistas del más alto nivel significan un formidable esfuerzo económico: becas, manutención, cuidados de la salud, equipos especializados, en fin. Es, sin duda, un muy lucrativo negocio pues la inversión de la Corona británica en esos cuadros ha sido de cero libras.
Animosidad de Trump
En un comunicado dado a conocer a la opinión pública, firmado por muy destacados integrantes de la comunidad científica —incluidos varios Premios Nobel—, en el sentido de que las propuestas del gobierno de Trump para realizar recortes a diestra y siniestra en áreas como la investigación espacial y desarrollo de medicamentos (vacunas), entre otros, dejará a expensas de los incuestionables efectos del cambio climático la vida de millones de estadunidenses y de seres humanos en todo el mundo. La alerta está debidamente fundamentada.
Pero sería un error de análisis creer que las posturas del presidente Trump están aisladas. La persistencia, por ejemplo, del vicepresidente J.D. Vance en referirse a Groenlandia como la próxima apropiación geográfica de su país, ha desatado un explicable rechazo de la población de la isla y también de Dinamarca. Incluso, desde las cuentas oficiales de X, tanto de Vance como de Trump, se ha difundido un video en donde se busca demostrar que las aspiraciones expansionistas estadunidenses están plenamente justificadas por la historia.
En alguna declaración el jefe de la Casa Blanca se refiere a que su país bombardeó con armas atómicas a Japón y ahora son grandes aliados. Dicha aseveración también fue duramente criticada por la cancillería de este último país.
Por infortunio, la lista se va haciendo cada vez más larga y, a la vez, peligrosa. La animosidad de Donald Trump le llevó a una declaración que es de profundo impacto en el sistema político y democracia de Estados Unidos: modificar la Constitución o buscar fórmulas jurídicas alternas para lograr un tercer mandato presidencial. Eso, además, es un serio desafío a la estabilidad y seguridad interior del país.