Lo que la pornografía es para un hombre, para otro es risa de genio.
D. H. Lawrence
La historia de la pornografía es un relato complejo que abarca miles de años y refleja las cambiantes actitudes de la sociedad hacia la sexualidad. Desde sus inicios en civilizaciones antiguas hasta la era digital contemporánea la pornografía ha sido un espejo de la cultura y la moral de su tiempo, así como un medio de expresión artística y, en ocasiones, de controversia.
Las representaciones de la sexualidad se extendieron en las civilizaciones antiguas. En Mesopotamia, por ejemplo, se han encontrado tabletas que contienen contenido erótico, así como figuras de arte que representan actos sexuales. En Egipto, los papiros muestran imágenes y relatos que reflejan tanto el deseo como rituales de fertilidad. La cultura griega, famosa por su apertura a la sexualidad, también dejó huellas importantes; la escultura y la cerámica a menudo presentan escenas eróticas.
Los romanos no se quedaron atrás: el arte erótico, como las pinturas de Pompeya, muestra abiertamente la sexualidad de la época. La literatura de la antigüedad, incluidos los poemas de Catulo y las obras de Ovidio, también incorporó temas eróticos.
Sin embargo, a pesar de esta aparente libertad, la percepción sobre la pornografía y la sexualidad variaba significativamente, dependiendo del contexto cultural y social.
Durante la Edad Media el cristianismo influyó profundamente en la visión de la sexualidad. La pornografía fue vista en gran medida como un tabú y muchas obras eróticas fueron censuradas o destruidas.
No obstante, la sexualidad seguía presente en la literatura, aunque de forma más sutil, en obras como El cantar de los cantares y en la poesía trovadoresca.
Con el surgimiento del Renacimiento la sexualidad se revalorizó y el arte erótico resurgió. Artistas como Botticelli y Tiziano representaron la belleza del cuerpo humano y los placeres carnales.
El siglo XVIII trajo consigo un mayor liberalismo. La Era de la Ilustración promovió el pensamiento crítico y la exploración de la sexualidad sin la represión de épocas anteriores. Autores como el Marqués de Sade exploraron el deseo sexual, el poder y la moralidad en sus escritos, desafiando las normas sociales.
El siglo XIX fue testigo de un auge en la producción de literatura erótica, a menudo impresa de manera privada o semiclandestina. Publicaciones como Kamasutra e Historia de O ganaron popularidad. Sin embargo, la pornografía seguía siendo un tema controvertido y muchas obras eran objeto de censura y persecución legal.
La pornografía como fenómeno cultural se transformó durante el siglo XX. La revolución sexual de las décadas de 1960 y 1970 promovió una apertura hacia la sexualidad y el placer. El uso de la píldora anticonceptiva y los movimientos feministas cambiaron la manera en que las personas concebían la intimidad. La pornografía comenzó a ser vista no solo como un medio de satisfacción sexual, sino también como una forma de expresión y liberación.
Desafío
Durante esta época la industria del cine para adultos surgió como un negocio legítimo. Películas como Garganta profunda (1972) marcaron un hito en la historia de la pornografía al cruzar la línea hacia la aceptación en la cultura popular. Sin embargo, también se generaron debates sobre la explotación, la objetivación y el impacto de la pornografía en la sociedad.
Con la llegada de internet en la década de 1990 la pornografía experimentó una transformación monumental. La facilidad de acceso y la posibilidad de producir contenido de forma amateur han cambiado drásticamente el paisaje. Plataformas como Pornhub y XVideos han permitido que millones de personas accedan a una variedad casi infinita de contenido erótico.
Hoy en día el consumo de pornografía se ha normalizado y democratizado gracias a la tecnología, pero también enfrenta nuevos desafíos.
Ahora bien, existe el concepto del bien y el mal también dentro de la pornografía; hay una parte terapéutica que no podemos dejar de mencionar; algunos doctores la utilizan para liberar ciertas tendencias, sobre todo en las mujeres (aunque también para los hombres), sobre todo para temas de fertilidad. Cuando llegas a una clínica y necesitan tener una muestra de semen se utilizan videos para estimular a los hombres… No todo es bueno y malo, depende del cristal con que lo mires. Es más, algunos terapeutas afirman que verla para tener orgasmos es algo positivo.
Por cierto, ¿ya viste hoy pornografía?