LA GUERRA DE LOS CHIPS

Raudel Ávila - Enlace Internacional
Columnas
LA GUERRA DE LOS CHIPS

Ahora que ya terminó el proceso electoral mexicano posiblemente podamos ocuparnos de los temas de gran alcance que no se prestan a discusión en campañas polarizadas. En semanas recientes leí un libro fascinante que tanto el Financial Times como el New York Times calificaron de libro del año. Se llama Chip War: The Fight for the World´s Most Critical Technology, del investigador Chris Miller (entiendo que ya circula una traducción al español).

La obra ofrece, en primer lugar, una interpretación novedosísima de la Guerra Fría y su conclusión. Propone que Estados Unidos y sus aliados ganaron la Guerra Fría no por la superioridad de las ideas liberales, como suponen ilusamente algunos intelectuales, ni tampoco por la superioridad militar como creíamos otros. De acuerdo con Miller, EU ganó la Guerra Fría por la superioridad tecnológica de sus procesadores.

No solo eso: el autor afirma que el gran conflicto de nuestro tiempo entre EU y China se definirá por la velocidad con la que cualquiera de estas potencias desarrolle los chips más avanzados. Esto supondría aplicaciones para tecnología militar, pero también industriales, comerciales y comunicacionales.

Este libro ofrece un recorrido fascinante por la historia del desarrollo tecnológico de transistores, chips y todas sus aplicaciones. A decir del autor eso explica la trascendencia de Taiwán, una isla donde se fabrican algunos de los componentes más importantes de los chips. De ahí la necesidad geopolítica de controlar la isla y el flujo de bienes entre esta y el mundo, así como el deseo de ambas potencias por apoderarse de ella.

Oportunidad

Una de las características del proceso de fabricación de los chips es que el ensamblaje de sus microcomponentes se hace en numerosos países asiáticos, europeos y americanos. Desde luego, el autor sugiere que México tiene una oportunidad para convertirse en parte muy significativa de la cadena productiva de estos dispositivos. Es difícil entender por qué esta discusión tan importante en el mundo desarrollado no ha llegado masivamente a nuestros espacios deliberativos de la prensa, la academia y los grandes medios audiovisuales. Así como la Segunda Guerra Mundial ofreció enormes oportunidades productivas a México para desarrollar su economía conectándose con las necesidades estratégico-militares de EU, hoy la vida nos pone esta oportunidad en la puerta. Sería conveniente que invitáramos al autor del libro a impartir una serie de conferencias y sostener reuniones con algunas figuras mexicanas, pero no se ve en el horizonte.

Desde luego, lo anterior tendría que conectarse con la política científica, de desarrollo tecnológico, pero también la política industrial y comercial. Si bien hay obstáculos de orden material o estructurales para que México aproveche esta oportunidad, esas no son las razones principales por las que se ve difícil que nos sumemos a la producción de chips.

El obstáculo que parece más irremontable es que sería necesario alinearse decisivamente con EU y sus aliados en el conflicto contra China. No se advierte que el nuevo régimen mexicano tenga simpatías tan claras o explícitas hacia EU como para pasar de socio comercial a aliado estratégico-militar en su choque con China. Las preferencias ideológicas, entonces, definirían la estrategia internacional de México en perjuicio de su desarrollo económico y tecnológico. Ignoro cómo puede cambiarse esto, pero corresponde a los actores productivos de México, señaladamente los empresarios, tratar de hacerle ver esta oportunidad al nuevo gobierno. En ello nos va la posibilidad de convertirnos en un país de ingenieros y una potencia tecnológica media o seguir atrapados en las trampas del subdesarrollo económico.