EL ESPACIO RURAL: CAMPO DE BATALLA EN MÉXICO

“La persistente lucha por la tierra en México no responde a un único patrón”.

Columnas
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Espacio rural

“Los campesinos de México han desempeñado un papel único en la historia de América Latina. México es el único país del continente americano donde todas las grandes transformaciones sociales han estado vinculadas a levantamientos rurales”, señala el historiador Friedrich Katz en la obra Revuelta, rebelión y revolución: la lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX (1990), una compilación de ensayos de diversos autores que exploran los alcances de los levantamientos rurales en el país.

Dentro de la historia mexicana las revueltas y los levantamientos ocupan un lugar especial. Cuando conviene al discurso oficial son objeto de monumentos, estatuas y conmemoraciones cívicas. Otros levantamientos, más incómodos, son enterrados por ese mismo discurso oficial; por ejemplo, las rebeliones campesinas durante la República Restaurada, como la de Chalco en 1867.

La popular historia político-militar, que suele enfocarse en estos movimientos, a menudo ignora la mirada desde abajo y sus condiciones. Prefiere centrarse en las figuras prominentes y termina relegando a las masas a la categoría de meros seguidores. El componente rural —conformado por las multitudes que toman las armas en las grandes revoluciones— a menudo se simplifica, reduciéndolo a sus líderes o ideologías.

Los levantamientos rurales en México no pueden clasificarse bajo una sola etiqueta. Detrás de cada movimiento se han encontrado diversos grupos: pueblos indígenas, arrendatarios, peones, rancheros, campesinos y pequeños propietarios.

La Revolución Mexicana es uno de los mejores ejemplos de esta heterogeneidad dentro de las masas combatientes. Incluso hubo casos de peones mexicanos que laboraban en Texas y se unieron a las filas de la División del Norte, reclutados por agentes villistas en las ciudades de dicho estado. De hecho, no es descabellado cuestionar la homogeneidad con la que se suele entender la Revolución Mexicana. En su lugar habría que pensarla como una confluencia de distintos movimientos que se gestaban en la etapa final del Porfiriato, cada uno persiguiendo un objetivo, a veces similar al de otros, a veces distinto. El conflicto de estos grupos entre sí fue una realidad.

Realidad

Los conflictos agrarios contemporáneos no pueden entenderse sin reconocer esta complejidad histórica; sin embargo, también se deben reconocer sus propias singularidades actuales. La persistente lucha por la tierra en México no responde a un único patrón sino que refleja realidades regionales diversas donde confluyen elementos étnicos, económicos y políticos específicos.

El narcotráfico obliga a considerar nuevas dinámicas rurales que han transformado los territorios y las relaciones sociales. Las comunidades enfrentan hoy una realidad donde la violencia, el despojo y la cooptación de tierras están vinculados con problemáticas históricas no resueltas.

Los movimientos contemporáneos por la defensa del territorio ya no solo responden a la concentración de la tierra en pocas manos, sino también a proyectos extractivistas, megaproyectos de infraestructura y al impacto ambiental que estos generan. El componente ecológico se ha vuelto inseparable de la cuestión agraria.

Analizar históricamente a estas masas rurales tiene resonancias actuales. ¿Cuál ha sido la respuesta de las comunidades rurales en los últimos años? ¿Cómo seguirán respondiendo?