SEIS AÑOS DE SEDUCCIÓN

Mónica Soto Icaza
Columnas
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Erotismo creativo

Los dos momentos más importantes de mi vida de escritora son: el primero sucedió en 1995, a los 15 años, cuando decidí dedicarme a escribir. El segundo fue en 2010, hace 15 años, cuando descubrí para qué: quiero un mundo libre de represión sexual, un mundo de personas sin miedo a su propio cuerpo, a su propio placer, a su propio sexo; sin miedo al cuerpo, el placer y el sexo de los demás.

Quiero un mundo de seducción erótica, no de imposición sexual; un mundo que celebre lo que es capaz de sentir, y no que denueste a quien sí es capaz de hacerlo.

Quiero un mundo de gente que valore y respete tanto su propia libertad, su propio cuerpo, su autoestima, que no pueda no valorar ni respetar la libertad, el cuerpo y la autoestima de los demás.

Elegí, para lograrlo, a la literatura, a las letras, a las ideas que se convierten en acciones, a aquello que trasciende a lo abstracto para volverse realidad concreta que pone sonrisas, motivación, alegría y fuerza en quien se enfrenta a ello.

Sé que preferir la literatura en un país con tan bajo porcentaje de lectores, en un mundo con tan salvaje ámbito editorial, puede sonar poco práctico, paradójico incluso, pero es que la sabiduría que habita en los libros permanece, es diversa, profunda, y una invitación que resuena de manera única en cada lector, según la persona, el lugar, la época.

Los libros tienen la cualidad de convertirse en hallazgos presentes y futuros, sin importar cuándo los leas, sin importar fama, fortuna; ni siquiera autor.

Absoluta libertad

Hace 15 años me di cuenta de que hacía falta hablar de sexo. En cada presentación de mi libro Tacones en el armario, mi séptimo título publicado, el primero erótico, tuve la oportunidad de ver cómo angustias se convertían en suspiros; cómo parejas llegaban con rencillas y salían tomadas de la mano; cómo tabús, miedos y represiones transmutaban en brillo en la mirada; cómo se desfruncían ceños y se acentuaban curvas ascendentes en las comisuras de los labios.

Mis siguientes libros lo confirmaron y desde entonces mi vida se convirtió en hablar y escribir sobre sexo de la manera más sana, ligera, informada y seria, sin perder el sentido del humor.

Hace seis años recibí la invitación para colaborar en la revista Vértigo. Desde entonces Por una vida sexy, mi columna, es parte de ese esfuerzo transformador y por eso estoy tan agradecida con Jaime Aljure, su director general, por darme la oportunidad de compartir pensamientos, desafíos, historias y reflexiones con absoluta libertad de expresión en un momento donde lo políticamente correcto y el temor a incomodar se han convertido en la regla.

Hoy, que desde aquel 2019 ha sucedido tanto, incluida una pandemia mundial que dejó millones de hogares incompletos, quiero traer al presente algunas palabras del primer texto que vi impreso con mi nombre en estas páginas, Defender la seducción:

“Transitamos por un momento emocionante de la historia; un tiempo de feminidad renovada y masculinidad que es necesario repensar. Hombres y mujeres necesitamos recordar que vivimos en la misma contaminada y poco pacífica esfera flotante en el Universo, y sentarnos a explorar nuevas formas de interacción.

“Utilicemos la información disponible respecto de los temores y deseos de ambos sexos para unir y no para separar: la seducción y el erotismo son herramientas para la defensa y felicidad de nuestra condición de humanos. Por eso abogo por defenderlos desde la plenitud y la libertad”.

Gracias por acompañarme, con pupilas, sonrisas o desacuerdos, seis años en este camino. ¡Y que viva el erotismo creativo y creador!