“Que gane San Lorenzo”. Esa fue una de las míticas frases del recién fallecido Papa Francisco. Una inocente respuesta a un periodista argentino que le pidió una bendición a su país natal, pero que dejó ver su afición más humana: su fervor al club argentino que ni llegando a la cabeza de la Iglesia católica dejó de incentivar.
Jorge Mario Bergoglio era socio de El Ciclón, con su número de afiliado 88,235. Una inscripción que hizo en 2008 y a la que aun nombrado Papa no dejó de abonar su cuota. Ni el hecho de no ver televisión desde 1990 lo privó de estar atento al paso de su equipo de futbol: ya fuera preguntando a sus auxiliares o hasta a los guardias suizos, siempre estuvo al tanto de los resultados del club.
Su infancia la vivió en Buenos Aires, donde el futbol se vuelve religión. Una donde aprendió la doctrina de fe al San Lorenzo, influenciado por su padre Mario, que lo llevó en varias ocasiones al viejo estadio de Gasómetro, incluida la temporada en la que se coronó campeón del torneo local, en 1946, cuando él tenía solo nueve años.
Coincidencia, cábala o bendición divina, el equipo azulgrana vivió su mejor momento futbolístico al poco tiempo de que Bergoglio fue nombrado Papa: en 2014, contra todo pronóstico, alcanzó la Copa Libertadores, el título internacional más importante de su historia.
La final donde se impuso al Nacional de Paraguay lo siguió en pleno vuelo hacia Corea del Sur, donde sus colaboradores le iban compartiendo detalles del partido.
Para incrementar más el mito futbolístico del Papa jesuita, la afición del San Lorenzo recuerda que fue el propio Francisco, aún como arzobispo de Buenos Aires, quien le dio la confirmación a Ángel Correa, que en ese entonces vivía en la pensión del club. Los aficionados del San Lorenzo afirman que esa bendición que recibió el entonces niño de 14 años fue el toque divino que lo llevó a ganarlo todo. Estuvo en el equipo que conquistó la Copa Libertadores, pero también en la selección argentina que alzó los títulos de la Copa América 2021 y el Mundial de Catar 2022.
Respeto
Su posición como cabeza de la Iglesia católica lo llevó a tener varias audiencias con históricos futbolistas, incluyendo a Diego Armando Maradona y Lionel Messi. El encuentro con La Pulga estuvo lleno de elogios de ambos lados y al 10 argentino se le vio conmovido hasta las lágrimas. Pese a su origen argentino, Pelé fue para Bergoglio el gran “señor del futbol”.
Justo por esta afición al balompié, uno de los regalos más recurrentes que recibió fueron playeras de diversos clubes y selecciones nacionales. Fueron varias las equipaciones que recibió del futbol mexicano, como de Chivas, Tigres, Pumas, Cruz Azul o Rayados.
En este contexto, el futbol hizo una pausa de respeto a uno de sus aficionados más ilustres. El torneo argentino e italiano, entre otros, detuvieron sus partidos para rendirle tributo al Papa aficionado a la redonda. En tanto que su querido San Lorenzo anunció que su nuevo estadio llevaría su nombre en un tributo póstumo.
El Papa más futbolero de la historia finalmente descansa en paz.