A días de que termine la pausa acordada en el tema de la eventual imposición de aranceles el panorama aún es incierto porque no se cuenta con un parámetro definido para medir el eventual cumplimiento de los compromisos asumidos por ambas partes, aunque desde la perspectiva del presidente Donald Trump será él quien finalmente defina de manera unilateral si se imponen o no los aranceles.
Pero hasta donde se aprecia México ha cumplido; en principio, con el despliegue de los diez mil elementos de la Guardia Nacional (GN) comprometidos, así como con el fortalecimiento de las acciones de combate al tráfico de drogas hacia Estados Unidos, además de recibir a los migrantes deportados y, en su caso, de manera coordinada permitir el vuelo de drones sobre territorio nacional para obtener información, una actividad que en su momento la presidenta Claudia Sheinbaum se encargó de señalar que en todos los casos se efectúan por petición de México.
Esto además de que no hubo objeción en que la administración estadunidense clasificara como organizaciones terroristas globales a los cárteles mexicanos, pero se estableció de manera precisa que lo que no se permitirá es que se vulnere la soberanía nacional mediante acciones extraterritoriales.
Por otra parte, en lo positivo destaca el reconocimiento que externó el presidente Trump de la campaña de México para alertar a la población sobre los riesgos y consecuencias del consumo de drogas, además de apuntar que a su manera la replicaría enfocada a su población.
También que ante la aprehensión de dos objetivos prioritarios ligados a los hijos del Chapo Guzmán la autoridad estadunidense externara un reconocimiento y señalara que fue fruto de un trabajo conjunto.
En suma, signos positivos que podrían llegar a concluir que la pausa en torno de los aranceles podría prolongarse, aunque Trump se encargó de arrojar lo que podría ser considerado como un balde de agua fría al optimismo.
Terca realidad
Al participar en la cumbre ultraderechista de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) el presidente de Estados Unidos aseguró: “No estoy contento con México ni con Canadá”. Esto tras recordar que hace semanas impuso un arancel de 10% a todos los bienes provenientes de China porque se supone envían fentanilo a su país a través de México.
Por lo que hace a los cárteles mexicanos que fueron designados como organizaciones terroristas globales, Trump dijo que su gobierno ahora tendría todo el poder para erradicarlos.
Y con ello, el panorama pareció complicarse.
Sin embargo, hay que tener claro que el comportamiento y expresiones de Trump tienen diversas interpretaciones y escenarios, como suele suceder con la mayoría de los políticos que por un lado gustan de mantener un discurso duro de cara a sus seguidores, mientras que a partir del obligado desempeño como gobernante y la interacción con sus contrapartes el tono del discurso puede variar y atenuarse.
En principio, hay que considerar que las deportaciones masivas no han alcanzado al momento grandes dimensiones, en tanto que al interior de su administración y por parte del sector empresarial estadunidense Trump se ha encontrado con posiciones contrarias a la imposición de aranceles.
Mientras el tiempo pasa, y a pesar de que se iniciará un diálogo de autoridades económicas de México y Estados Unidos, la realidad, la terca realidad, indica que la decisión final sobre la imposición o aplazamiento de los aranceles dependerá de manera directa del presidente Trump, sin que exista un parámetro que permita valorar de manera objetiva y confiable si se cumplió o no con los compromisos.
Esto, por supuesto, en un escenario donde, desde la óptica de Trump, México es el obligado a cumplir con sus exigencias, sin que exista de manera formal un compromiso por atender de manera recíproca los señalamientos mexicanos; por ejemplo, el caso de la venta y suministro de armas a los grupos criminales por parte de empresas estadunidenses.
Tic tac, tic tac: el tiempo avanza y la evaluación está pendiente.