EL CUADRO

Sergio Pérezgrovas
Columnas
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Una obra de arte nunca termina, solo se abandona.

Leonardo da Vinci

Resulta evidente que hoy el arte juega un papel importante en la vida de todo ser humano, pero hay obras, y sobre todo pinturas, que han llegado a cotizarse en precios que rebasan lo absurdo.

Tomemos como ejemplo el de la icónica Mona Lisa. En el siglo XVI el rey Francisco I de Francia la compró y desde entonces es propiedad del gobierno francés. Es sin duda la joya del Museo del Louvre, valuada como la pieza más cara del mundo con un precio de 700 a 850 millones de dólares. Esto se debe en parte al atentado que sufrió el año pasado a manos de un supuesto discapacitado que se acercó a la vitrina que protege a la pintura y le aventó un tortazo.

En 1911 fue robada por un vigilante del museo, de origen italiano, quien intentó regresar el cuadro a su país. En su momento fue catalogado como el robo del siglo. Cuando la Mona Lisa regresó al museo le pusieron un cristal. Ahora tiene un vidrio antibalas diseñado para evitar que la obra sea robada o mutilada.

Resulta aberrante que el precio por La Gioconda alcance esas cifras. Pero no es la única, sino que hay otros cuadros igual de caros: Salvator Mundi, también de Da Vinci, se valúa en 450 millones de dólares, pero la pintura está desaparecida.

Otro de los cuadros más caros de la historia es la obra Intercambio, de Willem de Kooning, que vale 300 milloncitos de verdes y se encuentra en las paredes del The Art Institute of Chicago.

La obra ¿Cuándo te casas?, de Paul Gauguin, se vendió en aproximadamente 300 millones y se encuentra en un museo de Qatar. Le siguen Los jugadores de cartas, de Paul Cézanne, vendida por 250 millones a la familia real de Catar; Number 17A, de Jackson Pollock, que se vendió por 200 millones de dólares; No 6 Violet, Green and Red, de Mark Rothko, valorado en 180 millones en 2014: y Las mujeres de Argel, de Pablo Picasso, que se vendió en 179 millones.

Precisamente a Picasso la República Española le pagó 200 mil francos por el Guernica, hoy valuado en 117 millones de dólares.

Los cuadros de Diego Rivera, aunque no llegan a esas cantidades, son muy cotizados. Por ejemplo, en Nueva York se vendió un retrato realizado por Rivera en 9.8 millones. El récord anterior le pertenecía a su esposa, Frida Kahlo, con la pintura Diego y yo, que se vendió en 35 millones (pero de pesos).

En fin, sea como fuere, las sumas pagadas por obras de artistas famosos se han vuelto un referente en cuanto a lo que pueden llegar a costar. Yo creo que es demasiado el precio que se paga por ellas, ya que si nos vamos al origen seguramente ninguno de estos cuadros rebasaría mil dólares en materiales. Curioso cómo los humanos sobrevaloramos las cosas.

La pintura

Hallaron en La Lagunilla una pintura de Diego Rivera. Era un cuadro en que el pintor inmortalizó a la última diva: Silvia Pinal. El lienzo estaba valorado en 53 millones de pesos. ¿Cómo fue a parar a ese estanquillo? Solo Dios sabe.

El cuadro mostraba a Silvia de pie con un vestido negro muy entallado que la actriz mandó a hacer al entonces famoso diseñador Tao Itzá. Las malas lenguas dicen que Diego quería que ella posara desnuda, pero Silvia se negó.

Lo más extraño del caso era que el cuadro había desaparecido pocos días antes. Todavía más sorprendente era que tenía dos agujeros de bala en el corazón. Aunque no había ningún asesinato llamaron a Tris, porque estos casos nadie más los podía resolver.

Tris dictaminó que los agujeros de los proyectiles eran de una pistola calibre .38, por el tamaño de los agujeros. Pero no pudo saber más. En unos cuantos meses la actriz murió de un infarto masivo. Encontraron una bala incrustada en el corazón, pero no había perforación en la piel. Fue uno de los pocos casos que ni el mismísimo Tris pudo resolver.

La pintura más cara del mundo.